Nuevo relato de Howard: Presentándome

Señoras y caballeros, permitan que me presente y les hable de mí. Mi nombre es Howard Flint. Si, seguramente lo habrán adivinado, no soy español. De hecho, nací en la ciudad británica de Cambridge.
Mis primeros años de vida transcurrieron en mi ciudad de origen, hasta que terminé lo que en España equivale a la educación primaria. Cuando llegó mi época de high school, sin embargo, decidí trasladarme a la capital de mi país, Londres. Allí, saqué la ya citada high school, e hice todos los preparativos para ir a la universidad. El problema que encontré era, por supuesto, qué carrera iba a estudiar.
Mi padre, que lleva toda la vida trabajando como carpintero en Cambridge y nunca ha pisado una universidad en su vida, tenía algo de miedo a que yo estudiase una carrera. Trató de convencerme por todos los medios habidos y por haber, de que no estudiase y siguiera sus pasos. Me propuso tratar de enchufarme en la empresa constructora en la que trabaja. Al negarme, me propuso meterme a fontanero, pero la idea tampoco me seducía. Me enseñó módulos y cursillos de todo tipo, de pintura, arquitectura, informáticos, cocina, enfermería…
Pero nada de esto me gustaba. Un día finalmente mi padre se enfadó. En medio de una fuerte discusión me reprochó el hecho de no estar contento con nada, de ser un inconformista, de no tener en cuenta sus opiniones, y de otras muchas cosas que tampoco vienen al caso. El resultado de aquella discusión fue que nos distanciamos por un tiempo, y finalmente perdimos el contacto durante casi un año, mientras yo decidía a qué dedicarme.
La persona que finalmente me dio el empujón definitivo fue Henry, mi hermano mayor. Henry llevaba en aquel momento trabajando cuatro años en el Daily Telegram post, una revista mensual que funcionaba al nivel de Cambridge y alrededores, y, aunque no era una revista famosa ni mucho menos le daba para vivir. Me aconsejó fuertemente no hacer demasiado caso de Richard, nuestro padre, y de buscar una carrera que realmente me gustara.
Tras darle muchas vueltas en mi cabeza me decidí e inicié mi carrera de periodismo. Mi padre cuando se lo dije, se lo tomó algo mal, pero finalmente logré que lo comprendiera, y me puso una única condición para permitirme estudiar en la universidad. Esa condición fue abandonar Londres e irme a Cambridge para estudiar periodismo allí. Me dijo que quería estar junto a mí mientras yo estudiaba, y también dijo que quería ayudarme en todo lo que le fuera posible.
Yo accedí, así que me encontré volviendo al hogar familiar en Cambridge, y entré, no sin problemas, a estudiar periodismo en la prestigiosa universidad de esta ciudad. El primer año de carrera fue un completo desastre, y recuerdo que ese verano me desanimé bastante. Pero siempre que pensaba en abandonar, mis padres y hermanos me animaban y me repetían una y otra vez que yo valía y que la vida daba muchas vueltas… en fin, ya pueden imaginar lo que me decían, el discurso típico familiar cuando uno se encuentra decaído. Henry me animaba a perseverar. Me decía que él también se sacó la carrera con dificultades y que no siempre iban las cosas como uno quiere, y mis otros tres hermanos juraban que me ayudarían a sacarme la carrera aunque se tuvieran que quedarse por las noches estudiando conmigo.
Como veis, mi familia se volcó conmigo, y con su ayuda fue que seis años más tarde obtuve mi licenciatura en periodismo. Al principio, le pedí a Henry que tratara de mover los hilos de modo que yo pudiera trabajar con él en el DTP, pero para mi sorpresa se negó, diciendo que yo era joven y me merecía algo mejor.
De modo que me puse a buscar trabajo, y tirando de algunos contactos que tenía de la facultad pude trabajar durante un tiempo en un periódico local llamado Cambridge Today. Mi labor no era ni mucho menos importante. Yo tenía una columna de opinión semanal, de esas que te puedes encontrar en cualquier periódico y que casi nadie se molesta en leer.
Por esta columna me pagaban 80 libras semanales, lo que ni mucho menos me daba para vivir, pero como todavía estaba en casa de mis padres, esto no suponía ningún problema.
Sin embargo, poco más de un año después de entrar yo, el Cambridge Today se fue a la quiebra, debido a unos chanchullos que el director tenía sin pagar, con lo cual me vi sin trabajo. Algunos de los antiguos empleados del CT fundaron un nuevo periódico, pero de mí no se acordaron, o si lo hicieron no contaron conmigo.
Por otra parte, mi hermano pequeño, Timoty, que acaba de cumplir los 20 años, era un amante de los viajes y le encantaba viajar por el extranjero. Uno de los países que quería visitar era España, según él tierra de oportunidades y alegría. Decía que quería abandonar nuestro país porque no aguantaba el clima inglés y que tenía en mente buscar trabajo en el extranjero. viendo que yo no encontraba trabajo de lo mío en mi país ya que la cosa como periodista estaba complicada, me propuso, tal vez algo irreflexivamente, irnos juntos a España a buscar trabajo. Al principio traté de disuadirlo, primeramente porque él solamente tiene los estudios equivalentes a un bachillerato, y con eso es difícil que alguien le contrate en algún sitio, y además porque yo consideraba que era algo joven para abandonar así su país, su gente y toda su vida. Yo pensaba que el hecho de adaptarse a otro estilo de vida, otra cultura y otras costumbres, sería difícil para él, pero ante su insistencia decidí aceptar.
Mis padres como es lógico, no vieron del todo bien que dos de sus hijos se fueran tan lejos a buscar trabajo. Temían sobre todo por el pequeño Timy, que estaba todavía en plena adolescencia y ya había tenido algunas reyertas en su escuela debido al alcohol, pero yo les prometí que cuidaría bien de él y, si era necesario, le haría volver a nuestro país si no encontraba una ocupación. Tras mucho hablarlo, ellos accedieron, y finalmente viajamos a Madrid. Así que, señoras y señores, aquí estamos, ambos buscando trabajo, yo de periodista y él… bueno, él pasa más tiempo tratando de ligar con chicas que buscando trabajo, pero en fin, el caso es que aquí estamos, en busca de las oportunidades y la alegría que Timy dice que hay en este país.