Nueva Escena de Rol: El tiempo pasa

Punto de vista: Enma

El clic de las llaves me indica que la puerta se abre.

Entro a mi amada casa y lo primero que percibo es el aroma del café, Faina se encuentra sentada en el sofá mientras Terra y Acua hablan desde la cocina.

Dices: «Qué haces, Rusalca?”

Faina levanta su vista del libro que lee y me observa.

Faina dice: «Tita Enm, bueno, con el jaleo que organizan estas dos para preparar un café y viendo lo que han hecho en la biblioteca, la verdad es que no puedo más que venir aquí”

Dices: «Oh, están en la biblioteca, pensé que estaban en la cocina.

Faina dice: «Han desordenado todas las novelas, tita, no se puede leer en paz así”.

Camino después de lanzarle un beso a mi sobrina preferida hasta la cocina y me encuentro con Terra y Acua sentadas en el mesón, discutiendo sobre algo.

Terra es castaño rojiza, con los ojos ambarinos y la mirada decidida. Acua, por el contrario es rubia, con los ojos verdosos y más bien insegura.

Dices: «Buenas noches, desordenadoras de novelas”

Ambas hermanas paran su discusión para mirarme fijamente.

Terra dice: «Hola Tía Enm, bueno, estábamos leyendo un poco pero no hay nada interesante en la biblioteca, tal vez sea buena idea comprar nuevos libros”

Acua dice: «Claro que hay cosas interesantes, lo que pasa es que túu no aprecias la buena literatura rusa clásica”

Dices: «No me importa mucho si queréis libros nuevos, eso sí, tendréis que comprarlos por vuestra cuenta.

Ambas se callan y Terra deja la taza en la mesa.

Terra dice: «Tía, por qué a Faina le das dinero y a nosotras no?”

Dices: «Porque Faina es mi obligación, vosotras la de Drina».

Terra asiente, apura el café de un trago, lava la taza y se aleja hacia el interior de la casa sin mediar palabra.

Antes de que se vaya la llamo.

Acua me cae mejor, es más tranquila y calmada, dulce y tierna, con una mirada que incita a confiar en ella. Aún recuerdo cuando llegaron a casa.

*Recuerdo*

Dices: «Bueno, parece que el avión no va a llegar nunca”

Faina dice: «Tita, mira están ahí!”.

Miro hacia donde me señala mi sobrina, un par de chicas de aproximadamente metro setenta caminan hasta nosotras, una rubia, la otra castaña, o pelirroja, no sabría definirlo.

Ambas me abrazan y sonríen a Faina.

Las saludo con seriedad y me alejo hasta el coche.

En cinco años mi vida ha dado un vuelco completo, no tengo hijos, no estoy casada, pero tengo tres sobrinas que parlotean como locas y no me dejan escuchar a mi cabeza.

Aunque Faina es mi adoración, eso he de admitirlo, la grafitera ha dejado una huella indeleble en mi carbonizado corazón y dudo que alguien más haga eso.

Llegamos a la plaza de España después de un largo rato de conducción y las chicas se bajan, sacan las maletas y las acompaño hasta la casa.

Acua y Terra observan las paredes blancas de su habitación con desilusión.

Dices: «Podéis pintarla, personalizarla o lo que queráis, no es mi problema.

Acua dice: «Gracias, tía, eso haremos”.

Las chicas ordenan su ropa en un armario, la de una muy florida y colorida y la de la otra más bien sobria y oscura.

Faina entra detrás de mí y observa a Acua directamente.

Faina dice: «Bueno, Acua, quieres venir a comprar cosas para personalizar esta habitación?”

Acua asiente y se acerca a mi sobrina.

Ambas se van y yo quedo sola con Terra.

Dices: «Bueno, Ter, tenéis prohibido llegar después de las doce de la noche, no me importa con quién o qué estéis haciendo fuera, no dejéis las luces encendidas, no traigáis gente a casa y sobre todo, no quiero animales aquí».

Terra asiente y se sienta en la que será su cama, me he encargado de ponerlo todo blanco para que las chicas sean quienes personalicen todo.

**Fin del recuerdo**

Dices: «Terracota, tenemos que hablar muy seriamente tú y yo”

Terra se lleva las manos a la frente.

Terra dice: «Sí, tía, sé que no debí llegar a la una ayer, lo sé, pero es que”

Dices: «Ni es que ni nada, que sea la última vez que sucede, queda claro?”

Terra asiente y me toma de la mano para ponerse en pie.

Nos encaminamos a la habitación y no puedo evitar comparar cuanto ha cambiado desde que llegaron y todo era blanco.

Ahora posters de diferentes bandas inglesas adornan las paredes pintadas de azul y arena, la cama de Acua se encuentra tendida en azules y la de Terra en colores crema.

Un escritorio con dos portátiles y dos teléfonos mmóviles decora la habitación.

Terra cierra la puerta, se gira y me señala la cama crema.

Terra dice: «Siéntate, Tía, creo que es bueno que me escuches”

Me siento algo extrañada y la observo con tranquilidad, o con finjida tranquilidad.

Terra dice: «Ayer casi me roban, está bien, fui a un bar al que no debí ir con un chico, pero bueno, era un amigo que me iba a presentar a una chica de la uni en la que llevo fijándome desde que llegué y bueeno al salir me topé con los ladrones.

Dices: «No te pido explicaciones, Terracota, con que no vuelva a suceder me doy por satisfecha».

Terra asiente y salgo de la habitación. Camino hasta mi dormitorio y me quito la ropa, entro al baño y me acomodo en la bañera, es maravilloso llegar a casa y descansar, tener algo de silencio.

Salgo de la bañera después de media hora y me empiezo a aplicar las cremas para las cicatrices, me observo al espejo sin maquillaje y sin ropa, las marcas han empezado a volverse un poco más rosáceas y mi cabello caramelo se ve goteante a causa del agua.

Tengo el rostro más mayor, no por nada estoy cerca de los cuarenta y no ha sido fácil llegar hasta aquí.

Me pongo el albornoz y entro a mi habitación, encontrándome con la sorpresa de Acua sentada en mi cama completamente vestida de gris.

Acua dice: «Tita, oye ya sé que estuvo mal lo de Ter ayer, pero”

Dices: «Sal de aquí, Acua Marina, tenéis prohibido entrar a esta habitación, y no quiero que justifiques a tu hermana por haber faltado a mis reglas, son reglas que tengo por vuestro bien y punto».

Acua se levanta como impulsada por un resorte y se marcha hacia el salón cerrando de un portazo.

Abro mi armario, me pongo el pijama y me peino.

Tac, tac, tac.

Faina abre y me observa desde la puerta, sabe que no puede entrar y lo respeta.

Faina dice: «Tía, creo que veo injusto lo que haces”

Dices: «Pasa, Faina”

Faina entra y se sienta en mi silla de escritorio, observando la habitación roja con negro con desconfianza, sabe que voy a decirle algo que no le gusta si la he invitado a entrar.

Me acerco a la puerta y la cierro, miro a mi sobrina y me siento en la cama sin dejar de mirarla a los ojos.

Dices: «Faina, Drina es rica, no quiere hacerse cargo de sus hijas, las cuales son unas mimadas, mal acostumbradas y que no saben que es trabajar para ganarse la vida; es hora de que aprendan».

Faina dice: «Si, tita, pero eso era tal vez antes, este verano Acua al menos ha ido a trabajar a una frutería, ha movido sus dibujos en diferentes exposiciones y ha trabajado cuidando algunos perros y niños, creo que han cambiado, tita, y que es hora de que empieces a verlo”.

Analizo lo que me dice Faina, Me pongo en pie, la abrazo y luego me devuelvo a mi cama.

Dices: «Muy bien, dile a Acua que contará con cien euros mensuales míos, eso le ha de bastar por lo menos para comprar comida y cosas fuera.

Faina asiente y se marcha.

Punto de vista: Faina

Salgo del dormitorio de la tita Enm y me acerco a la habitación de las hermanas, mi teléfono suena insistentemente con diferentes mensajes de Luna hablándome de los stiquers que pondrá en mis camisetas, pero no quiero hablar con ella. El anbiente en casa se ha vuelto denso e insoportable y he de cambiarlo.

Al entrar a la habitación de mis primas veo a Acua sentada en el escritorio, dibujando en su blog.

Dices: «Perdón, Ina, pero es que quería hablar contigo”

Acua se da la vuelta y me observa.

Acua dice: «Dime?”

Dices: «La tita Enm me pidió que te dijese que desde ahora cuentas con cien euros de su parte para ayudarte a moverte por Madrid y eso”

Acua abre mucho los ojos y se me acerca, su pijama gris de conejitos y mariposas rosa la hace parecer más pequeña de lo que es.

Acua dice: «Pero Fai, te lo dijo en serio?”

Dices: «Tú ves a la tita Enm bromeando?”

Asiente y me abraza, luego se acomoda en su cama azul y la deshace, abraza un peluche con forma de conejo blanco y cierra los ojos, deduzco que tengo que dejarla en paz y me doy la vuelta para salir de la habitación, pero me encuentro con la mirada profunda y oscura de Terra.

Terra dice: «Así que la tía ha decidido ayudar a unos y a otros no?”

Dices: «Cuando trabajes y te busques la vida por tu cuenta hablamos, Terra».