Nueva escena de rol: Libertad, el presente se apellida ayer.

punto de vista: Ives

En pocos minutos me hice con un teléfono y llamé a Joan.
Transmites a Joan: “Joan, Soy Ives, estoy en el hospital de la paz, necesito que me vengas a buscar en un todoterreno, nos largamos de la ciudad. Voy acompañado con Aileen. Luego te daré explicaciones”
Joan te transmite: “Que alegría, señor. Voy a por el coche y nos veremos en pocos minutos.”
Transmites a Joan: “Bien, necesitaremos otros dos coches que nos cubran. Iremos a la casa del kilómetro 104, A4”
Joan te transmite: “Organizo el dispositivo ahora mismo. Dejaré el coche estacionado en la salida de siempre, actualmente está de obras y no hay nadie, Cristina bajará y os ayudará a subir. óScar está llegando a esa posición para vigilarla.”
Transmites a Joan: “Millones de gracias, amigo”

En pocos minutos llegó Cristina y disimuladamente nos acompañó hasta una salida de emergencias del hospital, perímetro limpio de cámaras y de trabajadores. Subimos en el Jeep Grand Cherokee donde Joan nos esperaba. Cristales negros, todas las medidas de seguridad necesarias. Joan aceleró y el hospital quedó atrás en pocos segundos, se incorporó en la A4 y un Suzuki se nos colocó a pocos metros cubriéndonos desde atrás. En el kilómetro 92 un turismo nos escoltaba al frente. Miguel y Paolo, junto a Óscar y Dani, armados hasta los dientes, preparados para repeler cualquier ataque, expertos en técnicas de conducción policial y fugas.
Joan dejó que el Suzuki le adelantara y abriera el paso por la montaña, mientras que Oscar y Dani bloqueaban el paso de cualquier coche que quisiera subir por ese camino, pero pensándolo bien… Nadie subiría por ahí, apenas había caminos transitables y no había casas ni granjas cerca de mi casa, un lugar bastante escondido y que no era transitado por pastores ni cazadores.
Joan aceleró haciendo que el motor del Jeep rugiera con ferocidad, mientras seguía al Suzuki. Las ramas chocaban contra la carrocería del coche, pero el 4×4 no se inmutaba, seguía ascendiendo furioso su camino, a pesar del mal estado del camino improvisado.
Al fín pudimos ver la casa, escondida entre árboles, casi imposible de ver desde el cielo. Los ventiladores del motor seguían refrigerando el sistema mecánico mientras que Paolo entraba en la casa y Miguel miraba los alrededores. Joan sacó el arma que tenía cerca del asiento, analizó el perímetro y nos ayudó a entrar en casa.
Miguel y Paolo subieron a los vehículos y los escondieron en diferentes puntos de la montaña, lejos, pero lo suficientemente cerca para escapar en el caso de que fuera necesario.
Joan les indicó desde la ventana que ocuparan sus puestos, llamó a Óscar y Dani y les dijo que tomaran posiciones. 4 hombres armados escondidos entre la vegetación vigilando toda la montaña. El protocolo de seguridad era extremo, planificación en caso de incendio forestal, ataque aéreo, cadenas de pinchos situadas estratégicamente por la montaña dispuestos a rajar las ruedas de cualquier vehículo que decidiera subir y 4 hombres más los que se sumarían pronto, con los cojones suficientes para enfrentarse al padre del demonio si hiciera falta.
Dices: “Joan, felicita a tus compañeros. Habéis hecho un trabajo excelente.”
Joan dice: “Es nuestro trabajo, señor”
Dices: “Supongo que te preguntarás como salí de allí. Te resumo, un loco entró a comisaría matando a todos los policías y presos hasta que llegó a mi celda, sabía mi nombre y parecía que me tenía bastante controlado. Hablaba de un capataz… Se hace llamar Tonny, aun que no sé si es su nombre real, dicen que le conocen como Tonny Cabrone. Un sádico al que no parece asustarle nada. Me hizo firmar un contrato en el que se me ofrecía la libertad a cambio de 100000 euros, si no lo hacía mataría a Aileen y luego a mí. Sinceramente te digo que yo quería cumplir la pena, terminar esta vida y empezar desde 0. Pero no podía permitir que a Aileen le sucediera nada, ya sabes que le di mi palabra, si hubiera sido por mí hubiera preferirido morir, o eso creo. Ya sabes lo que siempre digo, prefiero morir a balazos que muerto de miedo”
Joan asiente.
Joan dice: “No salió nada en la prensa, señor”
Dices: “Ese tío, que por cierto tenía acento italiano me dijo que no saldría nada en ningún medio de comunicación”
Dices: “Pero ese tipo volverá a por mí, lo presiento”.
Joan dice: “Estaremos atentos y no dejaremos que nadie suba hasta aquí, en el caso de que fallemos, ya sabe por donde escapar”
Asentí y miré A Aileen que dormía plácidamente en la habitación de matrimonio.
Dices: “dormiré aquí en el sofá, ella necesita descansar”
Joan dice: “Señor, si me permite aconsejarle. Considero que debería de dormir en una cama, sus heridas y su recuperación se verán afectadas si pasa mucho tiempo en el sofá”
Dices: “sí, lo sé, además aquí por la noche hace mucho frío, pero dejemos este día pasar.”
Joan asiente y tras ayudarme a situarme en la posición más cómoda salió a seguir con su trabajo.