Nueva escena de rol: Llamada inesperada

Punto de vista: Tessa

Tessa cierra los ojos al colocarse debajo de la alcachofa.
El agua caliente golpea su espalda dolorida de tantas horas trabajando entre la joyería y los repartos.
Tessa suspira de satisfacción mientras se estira y sus músculos van soltando la tensión.
Entre tanto, en Barcelona…
Barcelona; El Prat de Llobregat; Carrer Enric Borras
Esta calle se ubica al norte del municipio y posee una extensión aproximada de 547 metros. En ella pueden observarse tanto residencias como diferentes locales comerciales y naves disponibles en alquiler. Recibe su nombre en reconocimiento al actor español Enric Borràs Oriol, nacido en Badalona y fallecido en 1957.

Casa de la Familia Alemany
Observas una vivienda distribuida en tres plantas. En la planta baja se encuentra el estacionamiento para 2 coches, al cuál se accede tanto por el portón automático, como por una puerta interna de madera labrada en alto y bajo relieve que da al salón comedor en el cuál se ve una bonita chimenea que caldea el ambiente en invierno. Frente a la chimenea una puerta permite acceder a un patio de 30 metros con un bonito limonero y una barbacoa. En la misma planta se encuentra la cocina totalmente equipada, un baño completo, con altillo en el recibidor y la escalera que dirige a las plantas superiores. en la primera planta se encuentran cuatro habitaciones, un baño completo y la biblioteca que cumple funciones de despacho con una terraza que brinda iluminación durante el día y permite disfrutar del paisaje urbano ubicado hacia el norte. En la segunda planta se encuentra una habitación tipo buhardilla con su baño completo incorporado, decorada con un gusto exquisito y un estupendo aprovechamiento del espacio dando la sensación de ser un piso independiente al resto de la vivienda. Desde el interior de la guardilla una puerta acristalada permite acceder a una pequeña terraza desde donde se puede observar parte del municipio y alzando la mirada un poco más al sur, parte del paisaje marino.
Gemma está de pie frente a la puerta de la biblioteca, indecisa.
En el interior se escuchan voces discutiendo en catalán.
Gemma inspira profundo y toca la puerta dos veces con suavidad.
Las voces se interrumpen.
Gemma abre la puerta al escuchar a su marido.
Bernat alza la mirada; sus ojos miran con impaciencia.
Gemma comienza a hablar en catalán.
Gemma dice: «La cena estará lista en diez minutos.»
Bernat mira al hombre sentado frente a su escritorio, su espresión habla por sí sola.
Bernat dice: «Comeremos y después te encargarás de notificarle.»
El hombre asiente con un movimiento de cabeza casi imperceptible.
Abelard interrumpe el diálogo, Gemma se sobresalta.
Abelard dice: «Insisto, Padre. Ella decidió marcharse, es como si tácitamente hubiese rechazado todo, a la familia y por tanto la herencia del yayo. ¿Es que sois masoquistas?»
Bernat desvía la mirada hacia su mujer. Gemma sigue cerca de la puerta, con el rostro pálido y las manos apretadas.
Bernat se recuesta del sillón, apoyando la yema de los dedos mientras observa con frialdad a su primogénito.
Gemma conocía aquella expresión; sin poder evitarlo, cierra los ojos un instante.
Bernat dice: «Honestamente, Abelard. No sé si es que mi catalán es defectuoso; si es que en el fondo fue alguien más quien se tituló de abogado, o si debo resignarme a que mi primogénito es un verdadero subnormal.»
Abelard aprieta los puños con fuerza, mientras se esfuerza en evitar parpadear mientras su padre lo mira con desdén.
Bernat dice: «Agustí ha sido bastante claro. No hay forma ni manera de impugnar el testamento de Constantí y tampoco vale la pena seguir alargando lo inevitable. Así que haz el favor de dejar ya este tema y alístate para cenar. Ya sabes que no me gusta esperar ni hacer que tu madre pierda el tiempo.»
Abelard aprieta los dientes con fuerza y se levanta en silencio.
Gemma ve pasar a su hijo a su lado pero reprime la intención de abordarle.
Bernat vuelve a mirar a su mujer.
Gemma dice: «Me encargaré de disponerlo todo para la cena.»
Bernat asiente con un gesto de cabeza y vuelve su mirada hacia Agustí.
Gemma sale de la biblioteca cerrando la puerta tras de sí con suavidad.
Gemma camina por el pasillo hacia las escaleras, casi llegando a la primera planta, ve a Abelard andando de un lado a otro, consumido por la rabia.
Gemma termina de descender y se acerca a su hijo.
Abelard se gira de forma abrupta, mirando la mano de su madre extendida hacia él.
Abelard la observa con gesto adusto.
Gemma retrae la mano con rapidez.
Abelard mira a su madre con los ojos brillantes y una furia mal contenida.
Abelard murmura: «ya no soy un niño, madre. No necesito que vengas a consolarme.»
Gemma inspira profundo.
Gemma murmura: «Tu padre está pasando un momento difícil, tiene mucho trabajo y…»
Abelard alza la voz sin percatarse.
Abelard dice: «No sigas justificando lo injustificable, madre.»
Gemma se estremece un poco pero se recompone al escuchar las voces de los hombres que se acercan por la escalera.
Gemma murmura: «Iré a disponer la mesa… Por favor, solo te pido que tengamos la cena en paz. Tu padre no necesita más disgustos.»
Abelard murmura: «no te preocupes, madre. Jugaremos a ser la familia perfecta una noche más, al menos hasta que ella vuelva a amargarnos a todos la poca tranquilidad que nos queda.»
Gema se muerde el labio inferior, tensa, pero decide guardar silencio.
Abelard se gira para entrar en el aseo y cierra la puerta.
Gemma reprime las lágrimas y entra en la cocina.
Las voces de ambos hombres se sienten en dirección al comedor.
Abelard se mira en el espejo y maldice por lo bajo mientras se lava las manos de forma compulsiva.
Casi tres horas después…

una habitación alquilada por Tessa.
Es una habitación en forma de ele. A mano derecha se ubica el baño, con una bañera, un lababo y un retrete. Frente a la puerta de la habitación, una ventana permite observar parte de la calle Alcalá y la plaza independencia, brindando la iluminación perfecta a toda la habitación durante el día. Junto a la ventana está un escritorio de madera de nogal y una silla del mismo material, tapizada en una suave tela color azul medianoche con vivos en color crema. Al lado de la Ventana, un armario de madera con puertas plegables, acompañan a un juego de dormitorio de cama matrimonial y doble mesita de luz. en la pared frente a la cama, un televisor con decodificador se ubica en lo alto, sobre un soporte pegado a la pared.
Tessa pulsa el mando y apaga la televisión, se arrebuja bajo las mantas y cierra los ojos.
El móvil de Tessa vibra con insistencia sobre la mesita de luz del lado derecho.
Tessa estira la mano, enciende la pequeña lámpara y coge su móvil.
Tessa desbloquea la pantalla y se frota un poco los ojos volviendo a mirar la notificación.

Llamada entrante de Agustí.

Tessa se descubre un poco, incorporándose con rapidez.
Tessa pulsa sobre el botón responder.

Tessa ha descolgado la llamada.

Descuelgas la llamada y se establece la comunicación.

Dices por teléfono, «¿Hola?»
Tessa escucha aquella voz romca tan familiar para ella, hablándole en catalán.
Agustí te dice por teléfono, «buenas noches, Tessa. Espero no haberte interrumpido»
Tessa piensa en responder en castellano, pero al final decide no provocar de entrada, está cansada y lo menos que quiere es discutir.
Tessa activa el manos libres y deja el móvil sobre la mesita, recostándose sobre el espaldar y las almohadas.
Dices por teléfono, «Bueno, Agustí, teniendo en cuenta que son más de las 23:30, diría que estuviste a punto de interrumpir mis sueños, pero no entremos en esas menudencias. ¿Qué es lo que quiere mi padre ahora?»
Se escucha un carraspear del otro lado.
Agustí te dice por teléfono, «Somos… amigos, Tess, no tengo siempre que llamar por orden de tu padre.»
Tessa suelta una risita irónica.
Dices por teléfono, «Vamos, Agustí. hablas conmigo, ¿recuerdas? Lo de amigos… mejor no vayamos por ahí…»
Un resoplo mal disimulado se escucha.
Dices por teléfono, «¿Y bien?»
Agustí te dice por teléfono, «Tienes que venir, Tess.»
Tessa cierra los ojos y suspira de cansancio.
Dices por teléfono, «¿cuántas veces tendré que decirle a Bernat que no pienso volver? No os cansais de tener esta discusión una y otra vez? Porque yo sí que estoy bastante harta, Agustí.»
Cuelgas la Llamada.

El teléfono móvil vuelve a vibrar con insistencia.
Tessa no coge la llamada.
La notificación de un mensaje de texto ilumina la pantalla un instante.
[SMS] Agustí: «Coge la llamada, por favor. Es sobre Constantí.»
Tessa coge el móvil y se queda mirando la notificación.
El móvil vuelve a vibrar.

Llamada entrante de Agustí.

Tessa pulsa sobre el botón responder.

Tessa ha descolgado la llamada.

Descuelgas la llamada y se establece la comunicación.

Dices por teléfono, «Qué pasa con mi Yayo, Agustí? Es que no lo ppodeis dejar descansar en paz?»
Agustí te dice por teléfono, «Tess, escucha y no me cuelgues, por favor.»
Tessa inspira profundo conteniendo las ganas de llorar.
Dices por teléfono, «Habla… pero más vale que te des prisa porque no tengo paciencia para lidiar con Bernat y sus exigencias, Agustí.»
Agustí te dice por teléfono, «Constantí dejó un testamento, Tess.»
Tessa se aprieta a la altura de los lagrimales.
Dices por teléfono, «Vamos Agustí. Suponiendo que sea cierto, no requerís mi presencia para leer el testamento. dile a Bernat que me envíe el acta de defunción y ya me encargo yo del resto. Además, dificulto que haya mucho por repartirse, así que dile a Bernat y al bueno de Abelard que dejen el ansia.»
Tessa escucha a Agustí carraspear.
Agustí te dice por teléfono, «en eso te equivocas, Tess. En realidad sí que hay bienes y una herencia que repartir y es por ello que se requiere tu presencia. El testamento ya ha sido … leído.»
Tessa se queda inmóvil un instante.
Tessa habla con incredulidad.
Dices por teléfono, «Sé que Bernat es capaz de todo con tal de controlarnos y que hagamos su voluntad. Pero inventarse esto es, demasiado, Agustí. No imaginé que te prestases a este tipo de cosas.»
Agustí te dice por teléfono, «Mira tu correo electrónico, Tess. Acabo de enviarte el documento escaneado. sé lo que parece, pero aparte de la joyería, Constantí tenía propiedades, cuentas… incluso si lees bien, al parecer tenía una caja de seguridad en Imperium Bank. Lee… te llamaré en diez minutos para que coordinemos lo que haga falta, está bien?»
Dices por teléfono, «De acuerdo… confiaré en ti una vez más, Agustí… pero ten en cuenta que si me fallas, será la última vez.»
Agustí te dice por teléfono, «de acuerdo.»
Agustí cuelga la llamada.
Tessa respira profundo varias veces.
Tessa entra en la aplicación de correo electrónico, ubica el mensaje y abre el adjunto.
Tessa lee con rapidez, mientras aferra el móvil con fuerza.
Tessa murmura con acento catalán, «¿De qué va todo esto, Constantí? ¿Qué habrás hecho?»
Tessa cierra la aplicación del correo.
El móvil de Tessa vuelve a vibrar.

Llamada entrante de Agustí.

Tessa pulsa sobre el botón responder una vez más.

Tessa ha descolgado la llamada.

Descuelgas la llamada y se establece la comunicación.

Dices por teléfono, «Constantí nunca me habló de nada de esto, Agustí.»
Agustí te dice por teléfono, «bueno, el contenido del testamento ha sido algo sorpresivo para todos, Tess.»
Tessa se retira las mantas e incorporándose, saca los pies de la cama, quedando sentada al borde del colchón.
Dices por teléfono, «¿Y ahora qué? ¿Qué es lo que procede en este caso? Mira, tengo trabajo y un horario que cumplir, Agustí. No puedo irme y dejar todo tirado.»
Agustí te dice por teléfono, «Lo primero a saber es si aceptas la herencia o si la rechazas. Solo recuerda que cualquier decisión es irrevocable.»
Tessa guarda silencio un instante pensando en su abuelo.
Agustí te dice por teléfono, «¿Tess?»
Tessa parpadea y responde.
Dices por teléfono, «Sí, acepto la herencia de Constantí.»
Agustí te dice por teléfono, «Bien, Bernat ha conversado con un colega que es notario aquí en El Prat, vendrá a domicilio para agilizar las cosas. Mira, entiendo que no te apetece venir, pero puedo ayudarte con el traslado, no tienes que depender de tu padre para ello.»
Tessa se masajea la sien derecha; una fuerte jaqueca comienza a hacerse sentir.
Tessa inspira profundo.
Dices por teléfono, «Soy independiente, Agustí. Solo dime cuándo he de estar allí y a qué hora para poder hacer las reservas y organizarlo todo en mi trabajo.»
Agustí te dice por teléfono, » Haremos la entrega en un par de días. tu padre no quiere darle más largas a este asunto.»
Dices por teléfono, «vale, te avisaré cuando tenga todo listo para que confirmes las cosas con Bernat y el notario.»
Agustí te dice por teléfono, «de acuerdo. Me da gusto volver a verte pronto, Tess.»
Tessa advierte el tono del hombre y antes de que diga nada más, le interrumpe.
Dices por teléfono, «cuídate Agustí. Ya si eso nos vemos en unos días.»
Agustí te dice por teléfono, «De acuerdo, Tess. Descansa.»
Dices por teléfono, «Adiós.»
Agustí te dice por teléfono, «Adiós.»
Cuelgas la llamada.

Tessa bloquea su móvil y lo deja en la mesita de luz, luego estira el brazo para apagar la lámpara.
Tessa se queda sentada al borde del colchón con los ojos cerrados mientras piensa cómo va a hacer para enfrentar ese viaje de regreso.
Entre tanto en Barcelona…
Casa de la Familia Alemany; biblioteca.
Es un espacio habilitado como biblioteca y despacho, decorado en colores marrón, ocre y vinotinto. Posee dos escritorios colocados de forma estratégica, una amplia biblioteca que ocupa toda una pared, un pequeño mueble bar y un chaise longue con una pequeña mesita que lo separa de la chimenea.

Agustí guarda su móvil en el bolsillo interno del abrigo que deja descansando sobre el espaldar del chaise longue.
Bernat está sirviendo dos tragos de wisky con hielo.
Agustí mira el fuego chisporroteando en la chimenea.
Bernat dice: «No dejo de preguntarme cómo es que mi hija puede ser tan estúpida…»
Agustí aprieta los dientes en silencio, mientras recibe el trago de manos de Bernat.
Bernat se sienta al otro extremo del chaise longue mientras sorbe del vaso, despacio.
Bernat murmura: «supongo que aprovecharás su regreso para terminar de comprometerte con ella, ¿no? Mira que a las mujeres no se les puede dejar demasiada libertad y ya has sido lo bastante flexible permitiéndole este tiempo ahí en Madrid… Eso de que sois… ¿amigos?, menuda gilipollez, de verdad.»
Agustí bebe del trago en silencio, inspirando profundo para controlarse.
Bernat continúa sin prestar atención a la expresión de Agustí.
Bernat dice: «Me gustaría que recibida la herencia, definais la fecha de vuestro compromiso. Mi mujer querrá organizar una fiesta como dios manda y después de todos los dolores de cabeza que nos ha dado, es lo menos que puede hacer para compensarnos.»
Agustí se termina el trago, sabiendo que es inútil intentar que Bernat comprenda como son las cosas con Tessa.
Agustí se levanta, deja el vaso en la mesita y coge su abrigo.
Bernat se incorpora un poco sorprendido.
Bernat dice: «¿Te marchas ya?»
Agustí asiente mientras se coloca el abrigo.
Agustí dice: «Tendré todo listo para lo de la herencia.»
Bernat asiente, satisfecho.
Agustí se dirige hacia la puerta de la biblioteca.
Bernat dice: «Agustí?»
Agustí se gira con el pomo de la puerta aún en la mano.
Agustí dice: «¿Sí?»
Bernat dice: «Nombrarte mi socio en el bufete ha sido la mejor jugada que he hecho este año. Tenerte como parte de la familia es algo que me haría sentir todavía más satisfecho.»
Agustí murmura: «Lo sé. que tengas buenas noches, Bernat.»
Bernat dirige la mirada hacia la puerta un instante.
Bernat dice: «Buenas noches para ti también, Agustí.»
Agustí asiente y sale de la biblioteca cerrando la puerta tras de sí.
Bernat se levanta con el vaso de wisky en la mano y se acerca hacia la puerta de cristal que permite acceder a la terraza.
Bernat aprieta el vaso con fuerza, mientras mira el cielo nocturno pensando en su hija.