Nueva escena de rol: Traumas del pasado que afloran

Punto de Vista: Aletheia

Después del encuentro con gilbert, aletheia tenía demasiadas emociones
encontradas. Sabía que se había arriesgado mucho, que encontrarse tan
de cerca a ese hombre le generaría desasosiego; pero toda la vida
había sido así, pasional, arriesgada, irreverente. Sin pensarlo
demasiado cogió rumbo al hotel.
Aletheia Piensa, será mejor si tomo una ducha y descanso. Ya me
encargaré dehacer llegar la información al contacto de Gilbert.
hotel
Comunidad de Madrid; Imperium hotel
Te encuentras con Yaque (durmiendo), tadeu (durmiendo), y benjamin (durmiendo).
Salidas Visibles: fuera.
Pagas el precio acordado y te dan acceso a tu habitación.
Te retiras a tu habitación a descansar.
una habitación alquilada por Aletheia.
Salidas Visibles: nada.
Mientras esperaba por su llave en la recepción del hotel, recordó el
encuentro con Gilbert.
Aletheia Se pregunta en silencio: ¿qué era lo que estabas esperando,
Aletheia, que fuese la reencarnación de Gabriel? Gabriel está muerto y
no importa cuánto se le parezca Gilbert, no es él.
Suspiras profundamente.
cierra la puerta y deja todo entre la silla y el suelo. Se desviste y
se tumba en la cama; solo se deja las bragas puestas.
permite que afloren su ssentimientos; las lágrimas le empapan el
rostro, su cuerpo se estremece. El agotamiento y el llanto la sumen en
un sueño profundo.
Murmuras con acento catalán, «Gabriel…»
una sucesión de imágenes inundan su mente… se entre mezclan recuerdos
de su vida en el viñedo con sus momentos más felices junto a Gabriel
en Sudamérica. Su último aniversario juntos… las copas, la cena… el
sexo…
comienza a gemir suavemente, el sueño es tan vívido que su cuerpo
muestra señales visibles de excitación…
Murmuras con acento catalán, «Gabriel, te amo tanto…»
su sueño cambia de forma abrupta; imágenes de su familia, el viñedo,
su padre, Gabriel, el fuego…
su cuerpo se convulsiona; extiende las manos, aún dormida y de golpe
grita… no puede dejar de gritar… desesperada, se levanta; dando
tumbos llega al servicio y vomita hasta que ya no queda nada en su
estómago…
apoyada en la pared, vencida y aturdida se deja caer hasta el suelo.
Una y otra vez golpea su cabeza contra la pared, mientras llora y se
abraza las rodillas. Cansada, se queda inmóvil y cierra los ojos;
siente la humedad de sus braguitas, mientras en su mente aparece el
rostro de Gilbert, sonriendo burlón.
asqueada por haber sentido debilidad por él, se arranca las bragas
húmedas y las tira en la basura. Se mete en la ducha bajo el agua
helada.
Murmuras con acento catalán, «perdóname, Gabriel, perdóname… No sé
como pude compararte con Gilbert, como pude pensar…»
Aletheia piensa, por fortuna me he dado cuenta a tiempo del error que
estuve a punto de cometer por dejarme llevar de las apariencias.
Suspiras profundamente.
sale de la ducha y comienza a vestirse lentamente. Entre tanto,
comienza a repasar de manera metódica cada encuentro con Gilbert.
Recuerda sus gestos, su mirada, su voz, sus inflexiones.
Aletheia piensa, demasiada mala leche junta. Lo bueno es que me debe
considerar una desquiciada y, si a eso le sumamos que no le resulto
apetecible, no corro el riesgo de traicionar la memoria de Gabriel.
Dices con acento catalán, «De una buena te salvaste, Aletheia. Nada
podría ser más desastroso que vincularte con el segundo al mando del
Dios de los magnates.»
bufa mientras se mira al espejo…
Dices con acento catalán, «Perfecto, ahora, manos a la obra; mientras
más rápido termine con el encargo de Gilbert, más me aseguro de
mantenerlo lejos de mí.»
enciende el ordenador, y transfiere una copia del listado de las
próximas purificaciones a otra tarjeta de memoria. Mejor será que me
ande con cuidado —piensa para sí—… Apaga, no sin antes asegurarse de
no haber dejado huellas de su paso en aquella habitación.
Devuelve la habitación y el recepcionista la mira curioso por llevar
la bolsa de basura en la mano.
con paso ligero busca un cesto de basura y se deshace de la bolsa.