Nueva escena de rol: Un rapapolvo a medias

Punto de vista: Fabián.

Comunidad de Madrid; Plaza de Castilla.
Te encuentras en una gran plaza situada al norte de la ciudad, en el distrito de Chamartín. Está atravesada por el tramo final del Paseo de la Castellana, Y constituye el centro neurálgico del barrio de Castilla.
Ves obelisco de Calatrava y Monumento a Calvo Sotelo aquí.
Una ambulancia acaba de llegar, estaciona y abre sus puertas.
Dos paramédicos bajan de la ambulancia con una camilla.
Un celador espera junto a una enfermera.
Los paramédicos se acercan y explican el caso a la enfermera.
El celador presta atención y mira a la mujer tendida en la camilla, su cabello rubio con mechas destaca por encima del rostro.
Los paramédicos se despiden con un gesto y suben de regreso a la ambulancia.
El celador empuja la camilla a toda pastilla dejando a la enfermera un poco rezagada.
El celador se gira un instante antes de entrar en el hospital.
El celador dice: «Venga Palomilla, mueve el culete que se nos muere la chavala, que mira que parece familia del Casper, que está casi transparente, mujer!»
Comunidad de Madrid; hospital Universitario La Paz.
Te encuentras en un centro hospitalario de titularidad pública, situado en el distrito de Fuencarral El pardo. Está administrado por el Servicio madrileño de salud y es uno de los principales hospitales de referencia. También es centro de referencia nacional e internacional en varias áreas específicas de elevado nivel de desarrollo científico y tecnológico.

La aglomeración en este lugar te impide identificar a personas concretas.

El celador pasa casi al trote directo a la zona de urgencias.
La enfermera corre tras el celador.
Comunidad de Madrid; hospital Universitario La Paz; Servicio de Urgencias Generales.
Es un servicio que cuenta con cuatro salas de observación con capacidad para 54 pacientes, además de una sala de preingreso para 30 pacientes y una sala de tratamientos con 30 sillones.
Te encuentras con Fabián y Almudena.
Fabián está firmando unas órdenes cuando el celador entra con la camilla y la enfermera.
Fabián se gira, apenas vislumbra el cabello con mechas y se tensa.
A Fabián se le seca la boca; aprieta los dientes con fuerza mientras pide que solo sea una coincidencia.
El celador dice: «Venga, doc, Dígame por donde le dejo esta chavalilla.»
Dices: «Llévala a la sala de tratamiento.»
Fabián mira a Almudena y a la otra enfermera.
El celador asiente y va a toda prisa por el pasillo, esquivando al resto de personal.
Paloma pone al tanto a Fabián del caso.
Paloma dice con acento almeriense, «los paramédicos han tenido que salir pitando a otra emergencia.»
Fabián escucha tenso y asiente.
Dices: «Vale, Paloma. Ya nos ocupamos de la chica.»
Paloma asiente y deja a Almudena con Fabián.
Dices: «ve a por una solución 0.9 y por el glucómetro.»
Almudena asiente y sale disparada.
Fabián camina a toda prisa hacia la sala de tratamiento.
Fabián entra en el box.
El celador sale del box a toda prisa.
Fabián le ve marchar y luego mira a la chica tendida en la camilla.
Almudena entra y ambos comienzan a atender a la chica.
Almudena muestra el resultado en el glucómetro.
Fabián no puede evitar que los recuerdos le invadan.
Dices: «Ve a por la insulina de acción rápida; yo tomaré las muestras, es urgente, ¿vale?»
Almudena asiente y vuelve a salir a toda prisa.
Fabián comienza a verificar los signos vitales de la chica.
Fabián se coloca los guantes y procede a tomar ambas muestras.
Almudena entra en el box, se coloca unos guantes y comienza a cambiar la solución ringer.
Fabián va revisando el reflejo pupilar.
Almudena gradúa el goteo de la solución.
Fabián indica la dosis de insulina a colocar.
Almudena prepara la jeringa después de desprecintarla, retira el protector del vial, limpia con alcohol la goma y llena la dosis desde el vial de insulina; luego se la coloca a la chica.
Fabián da las muestras a Almudena y se quita los guantes, tirándolos en la basura.
Dices: «Llévalas a laboratorio con esta orden.»
Almudena asiente.
Almudena se retira los guantes, los tira en la basura y sale con la bandejilla y las muestras.
Fabián va llenando la historia y las indicaciones con el esquema deslizante según los niveles de glucemia que se registren durante el período de observación.
Paloma se asoma en el box.
Fabián levanta la mirada y ve a la enfermera.
Paloma dice con acento Almeriense, «no se ha podido localizar a ningún familiar, doctor Fábrega.»
Fabián suspira profundo.
Dices: «Vale, Paloma. Gracias.»
Paloma asiente, da media vuelta y sale de la sala de tratamiento.
Fabián mira a la chica con detenimiento.
Fabián piensa en Aymara un instante y niega con la cabeza de forma casi imperceptible.
Fabián sale del box.
El jaleo de otro ingreso pone a Fabián en movimiento.
Una hora más tarde…
Almudena entra en el box para revisar la hidratación y volver a medir la glucosa capilar.
Almudena espera el resultado y al verlo se alarma.
Almudena ve a la chica respirando superficialmente y sale disparada.
Fabián está atendiendo a otro paciente.
Almudena lo observa y le informa.
Murmuras: «mierda…mierda.»
Fabián deja al paciente con otra enfermera y va a toda prisa al box de la chica diabética.
Fabián revisa las constantes de la chica.
Almudena entra al box.
Fabián levanta la mirada un instante.
Dices: «¡Hay que tramitar su ingreso en cuidados intensivos. Para ayer, Almudena!»
Almudena asiente y sale casi corriendo del box.
Fabián se coloca un par de guantes y prepara la nueva dosis de insulina. Se la coloca directo en una vena del cuello y mira los valores que registra el tensiómetro y el pulxioxímetro.
Murmuras: «venga, guapa. lucha, no te rindas.»
Fabián llama a una enfermera dando voces.
Paloma asoma la cabeza por la cortina del box.
Dices: «¡Trae el equipo, tengo que intubarla antes de subirla a terapia, corre!»
Paloma sale casi corriendo, se cruza con Almudena.
Ambas enfermeras se miran y cierto pesar les empaña la mirada.
Fabián revisa el reflejo pupilar y aprieta los dientes con fuerza.
Dices: «venga, respira… no te rindas, respira!»
Fabián comienza la reanimación.
Paloma vuelve con el equipo, al entrar ve a Fabián aplicando RCP a la chica.
Almudena se asoma y al ver lo que ocurre, sale disparada a por el desfibrilador.
Dices: «Necesito el…»
Almudena entra a toda prisa arrastrando el desfibrilador.
Almudena enciende el aparato y conecta los electrodos de adultos.
El aparato indica que está operativo.
Almudena dice: «en cuanto lo ordene, doctor, estamos listos.»
Fabián se gira y coge las tijeras de la mesilla y rasga la camiseta de la chica y el sujetador dejando el tórax al descubierto.
Fabián coge los electrodos y los coloca en el tórax.
Dices: «apartaos.»
Las enfermeras dan un paso atrás.
Fabián activa el botón para iniciar la descarga.
el aparato suena y el cuerpo de la paciente se levanta un poco del colchón.
El desfibrilador sigue sin registrar latidos.
Fabián aplica RCP una vez más.
El desfibrilador se activa para una nueva descarga.
Dices: «Apartaos de nuevo.»
Fabián activa una vez más el botón.
El desfibrilador suena y el cuerpo de la paciente se sacude una vez más.
Almudena mira su reloj, luego alza la mirada y ve a Paloma del otro lado de la camilla.
Fabián inicia la reanimación una vez más.
El desfribilador sigue sin registrar nada.
Fabián da la orden de apartarse y activa por tercera vez la descarga del desfibrilador.
El cuerpo de la paciente se sacude esta vez con algo más de intensidad.
Paloma observa que se acerca el tiempo límite y suspira profundo.
Fabián sigue concentrado intentando reanimar a la chica.
Almudena se acerca despacio y pone una mano en el antebrazo de Fabián.
Fabián alza la cara, en sus ojos se vislumbra la inmensa frustración que siente.
Fabián cesa en los intentos de reanimar a la chica.
Murmuras: «¿Hora de la muerte?»
Almudena dice: «siete menos veinte, doctor.»
Fabián se quita los guantes y los tira a la basura.
Fabián adopta una expresión indescifrable mientras llena los datos en la hoja de ingreso.
Paloma se coloca unos guantes y retira la vía del brazo de la paciente.
Almudena recoge el desfibrilador y sale del box.
Paloma tira los desechos en la basura y se retira los guantes.
Dices: «Paloma, si puedes busca a Justino para que la lleven al depósito.»
Paloma dice con acento almeriense: «claro, doctor.»
Paloma sale del box llevándose el equipo de intubación.
Fabián observa a la chica y coge un mechón de cabello entre los dedos.
Diez minutos después…
El celador entra y carraspea.
El celador dice: «que me mandó llamar, doc, eso me dijo la Palomilla.»
Fabián se gira y asiente.
Dices: «Llévala al depósito, por favor.»
El celador ve a Fabián y asiente, se acerca a la chica y la mira un instante.
El celador cubre el cuerpo de la chica con una sábana y lo trata con mucha delicadeza.
El celador comienza a empujar la camilla fuera del box.
El celador se gira antes de abandonar el box.
El celador dice: «No se puede salvar a to Dios, doc. No se culpe.
Fabián mira al celador a los ojos.
Murmuras: «Gracias, Justino.»
El celador dice: «Nada, doctor. Lo veo por ahí. Vaya a casa y descanse, ya son las siete.»
Fabián sale del box, agotado.
Afuera se consigue con Almudena.
Almudena le explica a Fabián que el novio de la chica acaba de llegar preguntando por ella.
Fabián frunce el cejo mientras va mirando hacia el box, ahora vacío.
Dices: «Gracias, Almudena. ya iré yo a dar el parte. Nos vemos esta noche.»
Almudena asiente.
Fabián sale de la sala de tratamientos.
Almudena lo ve marchar y sigue hacia el lado contrario.
Fabián sale de Urgencias.
Comunidad de Madrid; hospital Universitario La Paz.

La aglomeración en este lugar te impide identificar a personas concretas.
Fabián ve a un joven que camina inquieto de un lado a otro en la sala de espera.
El joven se gira y lo observa, se acerca corriendo y lo aborda.
El joven dice: «dígame cómo está Helena?»
Fabián inspira profundo y le mira a los ojos.
El joven advierte en la mirada de Fabián que las noticias son malas.
Dices: «Lo siento, hicimos cuanto pudimos pero…»
El Joven empuja a Fabián con todas sus fuerzas.
Fabián da un paso atrás pero contiene al joven que intenta darle de hostias.
Los celadores acuden de inmediato y cogen al joven entre ambos.
El joven grita presa de la desesperación.
El joven grita: «Mataste a mi chica, matasano soplapollas! La mataste!» »
El joven se zafa y se abalanza contra Fabián.
Fabián recibe unos cuantos golpes.
Ambos caen al suelo y ruedan.
Los celadores acuden a separarlos.
El personal de seguridad acude también.
Fabián solo se protege, pero no ataca al joven.
El Joven entra en indefensión y rompe a llorar, desconsolado.
Justino se acerca y le tiende una mano a Fabián para ayudarle a ponerse en pie.
Fabián se impulsa, tiene la nariz y la boca ensangrentadas.
La directora de urgencias se acerca.
Los celadores ayudan al joven a sentarse en la sala de espera.
La directora ve a Fabián, luego gira la cara y se fija en el joven.
La directora dice: «Ve a que te atiendan esos cortes, luego ve a casa, Fábrega. »
Fabián asiente y se dispone a irse de regreso a Emergencias.
La directora dice: «Te has saltado los descansos… No quiero verte aquí durante las próximas 48 horas, Fábrega.»
Fabián se gira y va a replicar, pero la directora alza una mano y lo frena en seco.
La directora dice: «No me sobra personal en urgencias. Eres bueno, Fabián, pero no eres inhumano y el exceso de trabajo te está pasando factura. Te necesito operativo y bien, así que no me lleves la contraria.»
Fabián guarda silencio.
La directora se gira y camina hacia donde se encuentra el joven.
El jaleo por otro ingreso de víctimas por un accidente de coches alborota la planta baja.
Fabián entra en urgencias.
Diez minutos después…
Fabián sale del hospital; en su camino ya no ve al joven sentado en la sala de espera.
Comunidad de Madrid; Plaza de Castilla.
Ves obelisco de Calatrava y Monumento a Calvo Sotelo aquí.
Una ambulancia arranca a toda velocidad.
Fabián ve marchar a la ambulancia y suspira; el sol le ciega un instante.
La temperatura es agradable y el cielo se ha despejado.
Fabián va caminando arrastrando un poco los pies, agotado.
Comunidad de Madrid; Plaza de España.
Ves Un monumento a Miguel de Cervantes, Saet Leon, Saet Reacondicionado, Aedi A3, un coche de la marca KOA, Un coche de color negro con las siglas E.O, saet reacondicionado, saet reacondicionado, Saet aAhueca, Oqel Attra, rinault migane, Rinault Migane, un coche de la marca Koa, saet reacondicionado, un vehículo blindado, y coche eléctrico Sundoor aquí.
oyes el murmuyo de la gente de la ciudad.
escuchas jaleos y gritos cerca de aquí.
Fabián camina directo a la Torre de Madrid.
Comunidad de Madrid; Torre de Madrid.
Ves un tablón de anuncios y el ascensor de la torre de madrid aquí.
entras en el ascensor de la torre de madrid.
el ascensor de la torre de madrid

Fabián pulsa el botón de la planta 8.
El ascensor cierra las puertas y se pone en marcha.

el ascensor de la torre de madrid para en La planta número 8 y las puertas se abren.
sales del elevador.
La planta número 8
Ves Un pisito confortable, Un piso acogedor, Un confortable piso de estilo nórdico, Casa de Gorca, y el ascensor de la torre de madrid aquí.
Fabián se acerca a la puerta con las llaves en la mano.
Fabián introduce la llave en la cerradura, gira dos veces y saca la llave.
Abres la puerta de la casa.
Entras en la casa.
Un confortable piso de estilo nórdico

Cierras la puerta.
Fabián coge su móvil y lo desbloquea.

Bienvenido a su teléfono MovileOS. Sun Sep 16 03:26:29 2018 CEST

[1] Pedir un taxi.
[2] Activar/Desactivar grabación.
[3] Ver un vídeo en internet.
[4] Acceder a internet.
[5] Controlar vehículo.
[6] Gestionar Reservas
{Accediendo a Internet…}

Fabián se dispone a hacer un pedido para desayunar, no tiene ni ánimo ni fuerzas para ponerse a cocinar.
Un confortable piso de estilo nórdico
Es un piso funcional y minimalista, caracterizado por el estilo nórdico de su decoración. Cuenta con tres habitaciones, baño para invitados, sala comedor, cocina y una cómoda terraza desde la cuál se ve parte de la ciudad. Las paredes alternan colores neutros con alguno que otro complemento de colores vivos,lo que da el toque perfecto al ambiente. El suelo está revestido de madera de Haya incrementando la sensación de calidez y confort. La pared acristalada que separa el salón de la terraza, brinda la iluminación perfecta a todo el espacio.
Fabián camina hacia su habitación, abre la puerta y entra.
Una habitación matrimonial.

Es una habitación amplia con una cama tamaño king con cabezzal de madera y hierro forjado, un baño con lavabo, retrete, bidé y bañera, un armario empotrado en la pared, dos mesitas de luz y una ventana lateral que ilumina con calidez el espacio al abrir las persianas. La decoración sigue el estilo nórdico del resto de ambientes de la casa.
Fabián se desnuda con lentitudy entra en el baño.

Llaman al timbre de la puerta.

Llaman al timbre de la puerta.

Murmuras: «como si no fuese suficiente… me cago en todos los putos timbres y vecinos inoportunos.»
Fabián se enrrolla una toalla en la cintura y sale del baño.

Llaman al timbre de la puerta.

Murmuras: «maldita sea, será posible que no tenga un puto minuto de paz?»
Fabián sale de la habitación.
Fabián se acerca a la puerta y se asoma a la mirilla.
observando por la mirilla puedes ver:
La planta número 8
Ves Un pisito confortable, Un piso acogedor, Un confortable piso de estilo nórdico, y Casa de Gorca aquí.
Te encuentras con Kiara.
Murmuras: «la madre que me parió.»

Abres la puerta.
Kiara entra en tromba a la casa.
Fabián se aparta un poco para darle paso.
Fabián cierra la puerta.
Kiara camina a paso vivo hacia el salón, la expresión de su rostro no augura una conversación serena ni agradable.
Fabián suspira y sigue a Kiara.
Kiara se gira, furiosa.
Kiara dice: «tú, hijodeputaremalparíocoñodetuputísimamadre, qué mierda te pasa con Aymi?»
Fabián guarda silencio mientras Kiara suelta la retahila de insultos.
Fabián camina hacia el sofá y se deja caer, demasiado cansado para replicar.
Kiara lo observa y abre los ojos al verle la cara.
Fabián se apoya en el espaldar y cierra los ojos.
Murmuras: «es todo lo que me vas a insultar? O todavía quieres cagarte en todos mis muertos, ancestros, y familiares varios, García.»
Kiara se acerca y achica los ojos.
Kiara dice: «quién coño se me adelantó y te dejó como puchimbol esguañingao?»
Fabián entreabre un ojo y se acomoda la toalla.
Kiara alza una ceja, inquisitiva.
Dices: «No tiene importancia… claro, que si quieres dejar tu huella también, tendrás que ponerte en la fila.»
Kiara advierte el tono de Fabián, arrastra la mesita del salón y se sienta frente a él, mirándolo con detenimiento.
Kiara dice: «Abre los ojos y dime, qué coño te está pasando, Fabi?»
Fabián sigue con los ojos cerrados, el cuerpo tenso y adolorido.
Kiara bufa y le da un puntapié en la espinilla.
Fabián abre los ojos y se incorpora, la toalla se desplaza y casi queda desnudo.
Dices: «la madre que te parió, García.»
Fabián se frota la zona donde recibió el puntapié.
Kiara se levanta y se sienta en el sofá, estrechando la distancia.
Kiara dice: «vais a abrir la boca y a contarme qué pasó? O te juro que llamo a Moreno y cuando regrese no va a ser tan amable como yo, ya lo conoceis.»
Fabián se pasa la mano por el pelo, luego por el rostro.
Fabián frunce el ceño al sentir el dolor de los golpes.
Fabián se gira y mira a Kiara, se fija que más que furiosa, parece preocupada.
Kiara se cruza de brazos, esperando.
Dices: «Ya te dije que no fue nada, un joven que perdió los papeles cuando le di la noticia de que su chica murió.»
Kiara lo observa, compasiva.
Kiara dice: «y te dejaste machacar así nada más, vos, que te la pasais entrenando y que sabeis refrenar a alguien que te quiera agredir… me vais a decir qué coño te está pasando, sí o no.»
Fabián se la queda mirando, la culpa se le refleja en los ojos.
Kiara resopla, exasperada y se pone de pie, caminando directo a la cocina.
Dices: «¿A dónde coño vas?»
Kiara se gira y chasquea la lengua.
Kiara dice: «a preparar café, Fábrega. Hasta yo puedo ver que estais demasiado vvuelto mierda como para que barra el suelo contigo yo también, aunque te lo merezcas.»
Fabián se la queda mirando, sorprendido.
Kiara entra en la cocina y pone la cafetera.
Fabián se ha quedado recostado en el sofá, demasiado cansado para seguirla.
Tocan al timbre de la puerta.
Kiara ve a Fabián en el sofá y se acerca a la puerta.
Kiara mira por la mirilla y abre.
Kiara recibe el pedido y le paga al repartidor.
Kiara cierra la puerta y va con el pedido a la cocina.
Kiara sirve una taza de café y se la lleva a Fabián.
Fabián percibe el aroma del café y entreabre los ojos.
Kiara dice: «mirá, mejor te bebeis este café, te dais una ducha porque hueles a huaralito de fiscal de tránsito y luego vais a desayunar, porque vos y yo vamos a hablar.»
Fabián la mira resignado, coge la taza y comienza a beber.
Al sentirse un poco más alerta, Fabián se levanta del sofá y va hasta la habitación.
Entretanto, Kiara sirve en un plato el desayuno y lo calienta en el microondas.
Media hora después…
Fabián, sentado en la cocina, come con fruición mientras Kiara se toma el tercer café del día.
Kiara lo observa con atención.
Fabián sigue comiendo, evitando la mirada de Kiara.
Kiara deja la taza en la mesa y entrecruza los dedos de las manos.
Kiara dice: «voy a hacerte una pregunta y quiero que me respondais con sinceridad.»
Fabián traga el último bocado y la mira, en silencio.
Kiara toma su silencio como señal de que puede preguntar y se le va a responder.
Kiara dice: «Te desquitasteis con Aymi porque te interrumpió el polvo con la fulana esta? o hay otro motivo.»
Fabián coge la taza de café y da un sorbo.
Dices: «Aymara no me interrumpió el polvo, Kiara. Ese fue un polvo desastroso de principio a fin.»
Kiara alza las cejas.
Fabián le explica lo ocurrido con Claudia.
Kiara se apoya en el respaldar de la silla y coge su taza para dar otro trago.
Dices: «no negaré que me desquité con Aymara, pero no es porque interrumpiese algo.»
Kiara deja la taza en la mesa.
Kiara dice: «¿por qué entonces?»
Fabián se pasa la mano por el pelo y baja la mirada.
Murmuras: «me empalmé al verla y olerla, Kiara. Había pasado toda la noche sin lograr una erección decente con Claudia y apenas la percibí perdí el control.»
Kiara lo observa en silencio.
Fabián se termina el café y vuelve a dejar la taza en la mesa.
Kiara dice: «Por eso la tonta se fue rezongando de no sé qué filias? Porque te empalmaste con Aymara y no con ella?»
Fabián asiente.
Dices: «supongo que sí. Imagino que pensará que tengo amaurofilia… pero Kiara, no es así.»
Kiara alza una mano.
Fabián se muerde la lengua.
Kiara dice: «Lo que esa tipa piense me da lo mismo, la cosa aquí es lo que pensais vos… y sobre todo lo que vais a hacer, Fabián.»
Fabián la mira, frustrado y un tanto avergonzado.»
Kiara observa su expresión y se enfada.
Kiara dice: «quita esa cara de cordero degollao, Fábrega.»
Fabián comienza a irritarse.
Kiara dice: «te avergüenza desear a Aymara? Ella te avergüenza?»
Fabián da un manotazo en la mesa y las tazas se menean.
Fabián se levanta dando voces.
Gritas: «claro que ella no me avergüenza, no seas idiota!»
Kiara se levanta también como un resorte.
Kiara grita: «¡No me griteis hijo de puta remalparío!»
Fabián se da la vuelta, apoyándose en la encimera.
Fabián se esfuerza para contenerse.
Kiara se da cuenta del esfuerzo de Fabián y baja el tono.
Kiara dice: «Estais vuelto un culo, Fabián. si esto es por la mujer esa que se fue y te dejó, no lo pagueis con Aymara, ella es una mujer increible, no se merece algo así.»
Fabián se gira, furioso, pero conteniendo el tono.
Dices: «tú no entiendes una puta mierda, Kiara.»
Kiara se arma de paciencia.
Kiara dice: «No, y vos no me lo poneis fácil para poder entenderte y ayudarte.»
Fabián mira a Kiara, en su mirada se advierte un torbellino de pasiones.
Kiara dice: «saca eso que te quema, Fabián. Vos sois el mejor amigo de Ismael, solo por eso te aprecio; pero Aymara…»
Dices: «Aymara es otra cosa, ¿no? Es diferente, Es frágil, dulce, perfecta. ella necesita otra cosa, no un tio que no controle sus instintos, que quiera follarla hasta que no resista más, ¿no?.»
Kiara ve la afectación de Fabián.
Kiara dice: «ella no es frágil, tampoco es perfecta… La queremos y es especial para nosotros, Fabián… ella lo que no se merece es que te avergonceis porque la deseas, eso sí no se lo merece.»
Kiara hace una pausa.
Kiara dice: «Eso es lo que vos quereis, cogértela?… Pues habla con ella, pero no te desquiteis por perder el control de tu cuerpo, o de tu mente.»
Fabián se deja caer en la silla, apoyando los codos sobre la mesa y enterrando el rostro entre sus manos.
Kiara se le acerca y le apoya una mano en la espalda.
Fabián está tenso.
Fabián alza la cara.
Dices: «No tengo claro lo que quiero, Kiara. la deseo mucho, pero no porque sea ciega y tenga una filia. en ocasiones solo quiero verla, saber que ha estado aquí, sentir su aroma por todas partes y recrearme con ella. Otras, quisiera tener la cura para devolverle la vista, para que ya no sea diabética… Hoy, cuando vi morir a esa chica, solo pensaba en ella.»
Kiara le aprieta el trapecio a modo de consuelo.
Fabián se gira, tiene la mirada cargada de emoción.
Kiara dice: «habla con ella…»
Dices: «no tengo cara después de como la traté, Kiara. vi como se fue dolida y no quiero hacerle daño.»
Kiara suspira y se gira para servir más café.
Kiara coge la cafetera y llena las tazas.
Kiara se sienta frente a Fabián.
Kiara da un sorbo al café.
Fabián se reclina en la mesa, apoyando la frente un instante para sentir el frío de la superficie y aliviar el dolor de cabeza que le lleva martillando desde hace rato.
Kiara lo observa y suspira profundo.
Kiara dice: «subestimar a Aymara no va a hacer que ella te perdone, Fabián.»
Fabián masculla pero lo que dice es ininteligible.
Kiara dice: «sentir vergüenza porque la deseas tampoco ayuda.»
Murmuras: «no me avergüenza desearla, kiara, me avergüenza no tener control incluso delante de otra gente. que no soy un crío… y ella no es un objeto sexual.»
Fabián alza la cabeza y mira a Kiara, abatido.
Dices: «la he jodido pero bien.»
Kiara dice: «sí, pero ella no es rencorosa ni resentida. tienes que explicarle lo que te pasa con ella.»
Fabián coge la taza de café y da un trago largo.
Dices: «ella jamás ha mostrado nada… apenas agradecimiento; va a pensar que soy un pervertido o qué sé yo.»
Kiara comienza a entender un poco lo que parece estar ocurriéndole a Fabián, pero guarda silencio.
Kiara dice: «Es una mujer adulta y no me parece que cerrada de miras, Fábrega. en lugar de darle tanta vuelta, haz lo que tienes que hacer.»
Fabián se queda mirando su taza un instante.
Kiara dice: «Moreno te diría que te toca arrastrarte un poco.»
Murmuras: «en realidad diría que tengo que arrastrarme y suplicar tanto como gilipollas haya sido.»
Kiara se levanta y lleva la taza al fregadero.
Kiara se gira.
Kiara dice: «creo que Moreno es sabio en muchas ocasiones.»
Fabián alza la mirada.
Dices: «supongo que la solidaridad femenina pesa más en este caso, ¿no?»
Kiara recuerda lo que una vez Irina hizo con Moreno.
Kiara murmura: «adora los tulipanes.»
Kiara sale de la cocina, sin mirar atrás.
Fabián la ve salir de la cocina, perplejo.
Fabián sale tras Kiara.
Kiara abre la puerta de la casa.
Kiara se gira y lo ve antes de salir.
Kiara dice: «será mejor que descanses, te veis echo mierda … y te escuchais hecho mierda.»
Murmuras: «Gracias…»
Kiara niega.
Kiara dice: «No me las deis todavía. Hoy pudo más que te veis demasiado jodido, pero puedo espernancarte una cachetada como la volvais a cagar y no va a darme ni un poquito de remordimiento.»
Kiara sale de la casa.
Fabián la ve marchar.
Cierras la casa.
Fabián da media vuelta, entra en su habitación y se tumba, exhausto.