Nuevo relato de diego: El pavote, escrito del cuaderno

Es mejor transmitir lo que se piensa con pocas frases con sentido y lógica a decir muchas pavadeces que ni el emisor entiende. El pavote es tan pavo por naturaleza, que ya no tiene algo inteligente y coherente que decir. Tal vez, en un tiempo remoto, el pavote dijo algo interesante, supo sacarte una sonrisa, hacerte reír a grandes carcajadas. Pero hoy se ha sacado la máscara y pobre de inspiración, de buenas ideas y, aún peor, de inteligencia, pobre de sentido común, solo escupe palabras caprichosas que desesperan por salir de su retorcida mente, como escupitajos que no tienen otro objetivo que demostrarte lo arruinado que está él. El pavote tal vez aprendió que era mejor decir cosas importantes, o callar. Hacer buenos chistes, o callar. Decir lo que se piensa, argumentar, fundamentar, o callar. Siendo que el pavote callado no puede estarse, hace el ridículo, no soportando ser silenciado, diciendo incoherencias, haciendo chistes malos y dando opiniones ilógicas sin fundamentos. Ha visto la mala cara, el desdén y la superioridad que le demuestran sus posibles interlocutores y se ha dado cuenta que sus pavadas no son bienvenidas, así que ha decidido callarse y guardarse para sí lo que todos ya saben: Que es un tonto, un tonto de capirote, un infeliz, un inútil, un soquete, un soperúteno, un paparulo, un pendejo chitrulo. Y es que sí, él es eso mismo. Es tan pavotón que más pavotó
n no puede ser. Es tan pavo, que solo le falta hacer «glu glu glu» para ser aún más pavo de lo que es, aún más pavo real. Se ríe de sus chistes malos, llama la atención y te cuenta disparates de tal modo que no te da risa ni ánimo de intentar llevar una conversación normal con él. Solo te da lástima, una compasión infinita, preguntándote como ese chico que tanto brillaba en su momento ahora ha quemado neuronas y a duras penas puede soportarse. Es que además has comprendido, con solo sentir su presencia, que este personaje se ha vuelto un payaso para ocultar su infelicidad. Un mal payaso, por cierto. Un payaso que con suerte hará reír a 3 o 4 niños destinados a fracasar en la vida como él. Y claro, sabiamente preferís invertir tus energías en cosas que valen la pena, que se entienden. En personas inteligentes y que saben lo que hablan, que no hacen tonteras y llevan una vida decente y normal. Y claro, el pavote ¿qué puede hacer? Nada, porque volverse una persona normal ya no puede. Ya no tiene remedio, tal vez. es tan pavo, tan estúpido, tan descerebrado, que él mismo no se da cuenta. Hace el tonto porque tal vez piensa que llamando la atención se puede ganar a la gente y no es consciente de que esa pobre gente que alguna vez le puso atención, ahora inteligentemente sigue el curso de su vida prefiriendo tomar distancia de aquel marrano, que parece tener serios problemas de personalidad o de comportamiento. El pavote se contradice, inevitablemente. Intenta hacerte reír, no lo consigue. Cuando te escucha reír con gente mil veces más humana que él, no logra entender los chistes, las bromas, las payasadas. No lo entiende porque sin duda el buen humor no le entra en la cabeza. Él entiende el humor tonto, la ofensa a las mujeres, los recuerdos de su alocada infancia, cosas de las que él se caga de la risa pero te hacen sentir vergüenza agena, comprensiblemente. Más pavo, imposible. Y es que sí, en efecto, es un niño incapaz de crecer, un hombre maltrecho, una sombra de lo que pudo ser.