Nuevo relato de Anggi: Despertando en mi nuevo apartamento.

el despertador suena a las siete y media de la mañana con una melodía Suave y relajante.
Medio adormilada, extiendo el brazo y a tientas consigo detenerlo.

Seguidamente me desperezo en la cama y me quedo contemplando la habitación.

Estoy feliz. Es mi primer día en mi nuevo apartamento y apenas puedo reprimir una sonrisa de satisfacción.

-anggi, hoy es un día nuevo y preñado de oportunidades para ti. Así que … andando.

Ni corta ni perezosa, tras estas palabras rituales, destapo las sábanas y desnuda entro en el cuarto de baño.
El cuarto de baño está todo alicatado en verde clarito. No es muy grande. Apenas cabrían tres o cuatro personas en él.
inodoro, bidet, con sendas tapas de cerámica esmaltada cada uno, lavabo de mármol con doble grifería, un gran espejo con tres bombillas led, y un plato de ducha protegido con una mampara de cristal con dos puertas correderas y poco más.

abro el agua caliente, y mientras corre el chorro me miro en el espejo unos instantes.

-anggi, estás guapísima recién levantada. ¿Lo sabes? Te amo.

siempre gusto decirme cosas bonitas anmímisma. Sé que levantarse con la moral alta por las mañanas es determinante para tener éxito en la vida.

tras un ultimo vistazo a mi rostro, me meto en la ducha y cierro la mampara de cristal esmerilado.

la ducha por las mañanas es uno de esos placeres con el que disfruto
sobremanera, y al que me entrego gustosa sin reservas.

Me hago consciente de como el agua corre por mi piel, y como reacciono a dicho contacto, alcanzando un estado de relajación casi instantánea.

Pienso en lo afortunada que soy. Pues con tan sólo unos meses viviendo en Madrid ya tengo un empleo y mi propio apartamento.

Tras el aseo personal, cojo el albornoz que está colgado en una percha de pared y me envuelvo en él.

-que bién huele. Me encanta el olor a nuevo.

me coloco una toalla en la cabeza a guisa de turbante y seco mi cuerpo con rigurosa minuciosidad.
Luego, abandonando el albornoz en su lugar, entro en e dormitorio para vestirme.

El dormitorio Es una habitación relativamente pequeña. Pero dispone de una amplia ventana que la hace muy luminosa.
No tiene muchos muebles. Una cama de matrimonio, una mesita de noche de doble cajón con lamparita y despertador, y un ropero empotrado con dos puertas espejadas tipo corredera.

Tras ponerme la ropa interior siempre de color rojo, Me visto una camisa blanca de seda y unos pantalones ajustados de cuero.
Y finalizando la faena, me calzo unos botines negros de cremallera en los pies.
No es que tenga un empleo que pueda decirse … bién remunerado. No, para nada.
Tampoco es un empleo que me produzca mucha satisfacción personal. Tampoco es éso.
Pero necesito obtener dinero rápido para costear mis estudios y… Una frutería de barrio es un lugar tan bueno como cualquier otro para empezar.

Quiero demostrarle a papá que soy capaz de valerme por mí misma.

Termino de vestirme, y tras contemplarme en el espejo del armario unos instantes, extraigo el secador de pelo de su interior.
En otro orden de cosas, no es que hubiese obtenido este precioso apartamento por méritos propios. Más quisiera.
pero tener un papá rico supongo que simplifica mucho las cosas.
No me gusta que ésto sea así. Pero mi situación actual no es para andarme con muchos remilgos. Así pues, me dejo llevar por las circunstancias y espero que las cosas sucedan por sí mismas.
Siempre lo he hecho así y hasta ahora me ha funcionado bién. Fluir con los acontecimientos que salen al paso con confianza libera de mucho estrés.

regreso al cuarto de baño y enchufo el secador a la derecha del espejo. Me cuesta hacerlo, pero con un leve esfuerzo consigo insertarlo en el enchufe hasta el tope.

Quitándome la toalla de la cabeza y colgándola en la mampara de la ducha, enciendo elsecador y comienzo a secarme el cabello ayudándome con un cepillo.

Vivir sola en tu propia casa es una de las cosas que siempre he deseado. El sólo Hecho de andar desnuda por la casa sin que nadie te censure, hacer la casa cuando te apetezca, osimplemente, invitar a los amigos que quieras, era en otros tiempos, algo poco menos que inalcanzable.

Finalizo la labor de secado y dejo elsecador dentro del lavabo. Lo Desenchufo y abro el neceser de cosméticos.
Una pasada por los labios con la barrita de carmín y un discreto sombreado de ojos, es todo lo quenecesito para sentirme mas atractiva y segura.

No me tengo por una chica frívola, aunque a veces lo pueda parecer. Pero sí algo coqueta.
Y a lo que a mi persona concierne, lo que piensen los demas es algo que no me afecta lo mas mínimo. Yo sé quién soy y no pienso cambiar porque a otros no les guste mi forma de ser.
me gusto como soy y me amo. Así de simple.

Abandono el carmín y la brochita de ojos en el interior del estuche y me dirijo al salón.

Esta parte del apartamento si que es bastante amplia. Apenas tiene muebles. Una chimenea estufa construida en piedra, un enorme sillón negro bastante confortable frente a élla, y un jarrón en forma de ánfora regalo de un amigo muy especial.
No es gran cosa. Pero todo esto cambiará muy pronto.
Lo que mas me gusta de esta habitación es el balcón. Orientado a la plaza de España y que amén de ofrecerte una panorámica de la ciudad de Madrid, puedes tomar el sol sin reservas. Algo que me encanta como buena gaditana que soy.

Cojo mi bolso de encima del sillón, y tras una rápida ojeada en su interior. me aseguro de llevar el monedero y las llaves de la casa.

Consulto mi reloj de pulsera y me cuelgo el bolso en el hombro.
Todavía es temprano. para ir a trabajar. Pero tengo que llegar a la calle preciados, y si voy a ir en taxi no quiero que me coja el tráfico a mitad de trayecto.

Anggi sale al descansillo de las escaleras y pulsa el botón del ascensor.

Mientras éste llega, cierra el portón de su casa y le da dos vueltas a la llave.