Nueva escena de rol: Encuentros y desencuentros

punto de vista: yady

comenzando este día de lo mas fastidiada.
me dispuse a abordar un taxi fuera de la comisaría de morataláz, luego de cumplir mi condena por lo sucedido en el enfrentamiento penoso en puerta del sol con varios encapuchados
en la búsqueda de pistas, para cumplir con parte de mi trabajo de la misión actual.
me sentí algo avergonzada, como una mendiga, mal holiente, sucia y con las ropas desgarradas, pensé que necesitaba un baño y recordé que era necesario volver al hotel de preciados para pagar mi estancia del día y aprovecharía para asearme.
 le pedí al chofer del taxi que me llevara a la calle de preciados para volver a reunir dinero para conseguir un nuevo mansun, pues, había sido una estupenda herramienta de trabajo durante los últimos meses.
durante el trayecto a preciados, pensaba en todas las tiendas que siempre ofresían trabajo. pero la verdad tenía la cabeza hecha un manojo de nervios, no lograba pensar.
llegué hasta mi destino, pagué al chofér y bajé del auto. aún mirando por la ventanilla su mirada de asco y desprecio ante la lastimera situación de una pasajera.
como si tuviera ganas de llebar el auto a labar inmediatamente porque sabrá dios que bacterias o animalillos portaría yo.
entré al hotel, pagué mi estadía del día anterior, me retiré a mi habitación, me bañé y salí a buscar como ganarme la vida.
caminé hasta cropbrand, intercambié algúnas palabras con la tendera y ella, amablemente, me dio el trabajo.
pero… la verdad dudé en pasar al mostrador, tuve un mal presagio repentinamente.
y en efecto.
     al entrar a la parte trasera de la tienda, para despachar, me encontré con un encapuchado y pense:
«no puede ser! otra vez no…»
pero oculté mi temor tras mis gafas y lo saludé.  
   dices con acento mexicano «hola»
Steve mira a la chica que le habla entre divertido y fastidiado
Steve dice con acento sinaloense, «hola»
 miras al encapuchado como tratando de recordar algo
Steve te mira.
Steve sonrríe de forma macabra bajo la capucha al darse cuenta de que es la chica que todo lo quiere saber que estuvo ayer en la puerta del sol fastidiándolo
todo.
Steve dice con acento sinaloense, «que hay»
Dices con acento mexicano, «nada. trabajando»
Steve dice con acento sinaloense, «eso veo»
 sonries temerosa al recordar la voz del encapuchado
 Dices con acento mexicano, «su voz me parece familiar»
Steve sonrríe al darse cuenta de que le reconocen la voz
Steve dice con acento sinaloense, «ah, si? y eso de donde o de que tendría que conocerme»
Dices con acento mexicano, «creo que le conocí hace poco tiempo en puerta del sol.»
Steve dice con acento sinaloense, «crees? realmente el creer solo no basta»
Steve dice con acento sinaloense, «me parece que hay mucha gente a la que la voz puede sonarle similar»
:te  encojes de hombros y  dejas rodar una lágrima por tu mejilla izquierda
Steve sacude su cabeza fastidiado
Dices con acento mexicano, «no señor. yo nunca olvido las voces»
Steve se hacerca un poco a ti
Steve murmura con acento sinaloense, «deberías obligarte a olvidar ciertas cosas, por tu bien»
 resoplas nerviosa
Steve murmura con acento sinaloense, «no se que diablos te pasa a ti, pero o eres muy valiente o muy estúpida, y ninguna de las 2 cosas te favorecen ahora
mismo»
 te apartas casi hasta la orilla del mostrador para evitar al encapuchado
Steve se hacerca de nuevo arrinconándote
Steve murmura con acento sinaloense, «deja la tontería, o quieres levantar sospechas»
Steve te acaricia la frente con suavidad
Murmuras con acento mexicano, «deja de decir estupideces»
Dices con acento mexicano, «solo quiero ganarme la vida.»
Steve murmura con acento sinaloense, «yo no digo estupideces, quizás quiera hacerte el favor de salvar tu culo ya que no lo valoras en nada, pero si no
quieres… puedo ayudarte a llegar al infierno más rápido de lo que imaginas»
Steve murmura con acento sinaloense, «eres mexicana, no?»
Dices con acento mexicano, «soy capaz
de convertirme en amante de quien sea. que mas da. si eso puede preservar mi vida con toda la paz»
Steve sonrríe de forma trabiesa
Steve murmura con acento sinaloense, «amante, amante… quizás, quizás, podría considerar tu propuesta, ya que estamos»
Steve murmura con acento sinaloense, «pero por ahora, hasme un puto favor, o hástelo a ti misma, mantente al margen de todo, chiquilla idiota»
 acaricias suavemente la mano del encapuchado
Steve murmura con acento sinaloense, «no andes regalando tu vida por ahí, trabaja, incluso búscate la vida como investigadora, pero deja de cometer idioteces»
 agachas la cabeza recignada.
Steve suspira
Steve te acaricia la mano
Steve saca su teléfono
Steve murmura con acento sinaloense, «dame tu número»
sacas una tarjeta del bolcillo y la entregas al encapuchado mientras
lo miras fijamente
Steve toma la tarjeta, lee y empieza a teclear en su teléfono
Steve murmura con acento sinaloense, «te escribiré, guarda mi número, si necesitas algo dímelo, pero más te vale que no te me cruces en el camino laboral
o no podré hacer nada por ti, ya te digo, cuidate, chingada madre»
Dices con acento mexicano, «ahora me marcho. tengo una diligencia que hacer.»
Steve te acaricia la mejilla
Steve murmura con acento sinaloense, «está bien, que tengas buen día»
Steve sonrríe mientras se aleja

salí del mostrador y con desconcierto casi oculto en mi mirada, dije a la tendera que volvería mas tarde.
 avancé despacio  tras el encapuchado y lo miré alejarse aún temerosa y pensativa.
caminé despacio por la calle preciados 
inmersa en mis pensamientos hasta el club el otro mundo
 ubicado en la calle de alcalá.
 a tomarme algo para relajar mis nervios
 luego de aquellas emociones encontradas.
pasé a una barra y pedí un batido de fresa, que era para lo único que me alcanzaban los pocos centimos ganados en mi encuentro con el encapuchado; así que no podría permitirme el lujo de comer bien y saciarme.
 y me acomodé en uno de los sofás dispuestos para tomar asiento cuando se quiere conversar o descansar después de vailar largo tiempo.
hice oidos sordos a la música estridente que por lo regular se pone en el club de fiestas.
 y no dejaba de dar pequeños sorvos a mi vaso mientras pensaba:
«de verdad quiero llebar esta vida? uufff. le hice propuestas algo indescentes al encapuchado, pero si se trata de cumplir con mi trabajo… . pues nada, a cumplir»
me aburría entre la música y los pensamientos que me revolvían la cabeza y salí del club .
volví con paso lento y tituveante hasta cropbrand nuevamente para continuar con mis labores
en la calle de preciados
y luego de saludar a la tendera y a algunos clientes que compraban las ofertas del día. me dispuse a pasar a mi lugar de tras del mostrador.
miré una cilueta de mujer  casi al instante que sigilosa se ocultaba entre el mostrador y el muro del fondo de la parte trasera de la tienda.
pero no presté atención y pensé que quizás era una alusinación producto del gran apetito que  tenía y continué con mi trabajo.
de pronto sentí un golpe seco 
   y caí al suelo …
 aún recuerdo como se dispersaron por el suelo unas cuantas monedas que sostenía entre mis manos.
 y vi como se iva nublando mi vista tras mis gafas enpañadas por el llanto; comencé a sentir como a la par de las lágrimas corrió sangre por mi cabeza y parte de mi rostro.
creo que estaba aturdida y no podía gritar; solo escuchaba a lo lejos, murmullos que probablemente provendrían de la parte delantera de la tienda o no se… 
quizá porque todo lo ocurrido tras el mostrador provocó un sonoro estruendo a los oídos de la tendera, los clientes y uno que otro curioso.
 como me era inposible apreciar bien a mi alrededor lo que ocurría, solamente escuché el ruido de una cirena de ambulancia y que alguien gritaba:
«ahí, ahí está!»
  no sé  cuanto tiempo había pasado;  para mi fue una  eternidad…
aún en el suelo casi anesteciada por un dolor intenso que recorría mi cabeza,
levanté mis manos del suelo, me retiré las gafas con cuidado, y utilicé una manga de mi blusa para limpiarme un poco las lágrimas y la sangre de la cara, para tratar de apreciar algo con más claridad en mi entorno.
pero seguía sin poder ver claramente ni  decir nada.
las fuerzas me avandonaban, seguía sin poder esvozar palabra o sonido alguno; solamente pude ver 2 personas acercarse a mi.
sentí como levantaron mi cuerpo dolorido del lugar…
y mientras me recostaban cuidadosamente   en  una camilla, tomaban mis signos vitales y no sé que mas…
  en la entrada de la tienda.
alcancé a apreciar ya con mayor claridad, ,
 que no eran mis ilusiones ópticas, apesar del intenso dolor en mi cabeza que no me permitía hablar.
 efectivamente se trataba de una mujer que salía detrás del  mostrador, intentando escapar. 
 pero fue acorralada por la tendera y los clientes.  
mientras tanto me subían en la camilla a la parte de atrás de la ambulancia para partir al hospital mas cercano.
y en la calle todo parecía indicar que la gente se continuaba aglomerando,  no sé si morbosamente para mirar lo que ocurría o apoyar con la causa de acorralar e interrogar a la mujer en la tienda de sereales.
   y antes de que la ambulancia se pusiera en marcha, alcancé a escuchar a  alguien gritar entre lo incomprencible de los murmullos:
  «maldita sea! ¿otra vez tu Ana?… no….no…noooo!…