Nueva escena de rol: Abi y Sam

Punto de vista: Abigail

En la Aldea Esperanza…
Samuel está en su habitación y de pronto recuerda a la chica de la cafetería.
Samuel coge el móvil y mira la agenda; sonríe al ver que sí tiene el contacto de la chica y le marca
El teléfono da tono.
Llamada entrante de Samuel.
Abigail ha descolgado la llamada.
Descuelgas la llamada y se establece la comunicación.
Dices por teléfono, «Hola?»
Samuel te dice por teléfono, «Hola, Abigail, soy Samuel, el de la guitarra en la cafetería del road, te acuerdas?»
Abigail piensa: madre mía del amor hermoso, el guapísimo de la otra vez
Dices por teléfono, «sí, sí…claro que me acuerdo. cómo va todo? »
Samuel te dice por teléfono, «bueno, bien… oye, me estaba preguntando si te gustaría que fuésemos a algún sitio, aunque las cosas andan un poco tensas, me gustaría volver a verte »
Abigail se emociona
Dices por teléfono, «pues, sí que me gustaría, pero donde podemos ir?»
Samuel te dice por teléfono, «pues, podemos ir a la cafetería de Plaza España mañana, te invito a desayunar. qué dices?»
Dices por teléfono, «digo que me parece guay… »
Dices por teléfono, «pero no se pondrá celosa tu chica?»
Samuel te dice por teléfono, «No, lo hemos dejado, así que no hay problema. No te preocupes por eso.»
Dices por teléfono, «oye, que penica… pero tú no te oyes muy triste… eso me alegra. No por nada malo, ¿eh? solo que la vida es a veces tan cortita, que ponerse triste no merece la pena. No por mucho tiempo. Es mejor intentar estar alegre y reír, darle cabida al buen rollito, ya sabes.»
Samuel te dice por teléfono, «sí, te entendí. Y tienes razón, hay que tratar de estar alegres mientras se pueda, disfrutar de la vida mientras uno tenga salud y esa posibilidad.»
Dices por teléfono, «bueno, chiquillo y si no, pues se busca que en esta vida ya uno el no lo tiene, la cosa es ir a por el sí. Pues lo mismo con la alegría. A veces cuesta, claro que sí, pero si no se intenta, pues costará más, no?»
Abigail escucha como el chico se carcajea por el móvil y sonríe
Dices por teléfono, «madre mía del amor hermoso, pero que risa bonita que tienes tú, eh? Dan ganas de reírse contigo.»
Samuel te dice por teléfono, «muchas gracias, tú tienes una linda voz… creo que quedamos un poco a mano»
Dices por teléfono, «no sé yo si a mano, pero gracias por lo que me toca, chiquillo»
Samuel te dice por teléfono, «que sí, además creo que también tu risa es contagiosa»
Abigail se sonroja un ppoquito
Dices por teléfono, «de verdad?»
Samuel te dice por teléfono, «claro que sí, no te voy a decir mentiras, para qué?»
Dices por teléfono, «bueno, es que hay chicos que son muy zalameros, ya sabes… van viendo a ver a qué chica endulzan.»
Samuel te dice por teléfono, «sí, pero yo no soy así. No me gusta. si te digo algo es porque así lo pienso, porque es lo que me parece. No para ir endulzando como dices.»
Samuel te dice por teléfono, «yo creo que las personas que hacen eso, al final están muy solas porque de tanto hablar por hablar, ya nadie les termina por creer nada.»
Abigail piensa
Dices por teléfono, «pues en eso sí que llevas razón. además de que van haciendo daño por ahí. es lindo saber que no eres así.»
Samuel te dice por teléfono, «de todas formas, ya lo irás viendo con el tiempo. Porque uno a primera vista puede hacer y decir lo que sea, pero es con el tiempo que uno va conociendo un poquito a las personas»
Dices por teléfono, «es verdad, guapi.»
Samuel te dice por teléfono, «pero cambiando de tema, cómo has estado tú estos días, has vuelto a ir a cantar a la cafetería?»
Dices por teléfono, «no, que va… quizá si nos hubiésemos vuelto a ver, quiero decir tú con tu guitarra y yo, me animaría, pero sin instrumento no… he estado trabajando por aquí y por allá, me gustaría algo más fijo, pero está difícil. ahora los museos no están por la labor de restaurar ninguna obra.»
Samuel te dice por teléfono, «pensé que eras pintora.»
Abigail ríe
Dices por teléfono, «no, no… sí pinto, también hago esculturas. pero en realidad lo mío es restaurar las obras.»
Samuel te dice por teléfono, «eso tiene que ser interesante… recuperar las expresiones artísticas de hace tanto tiempo»
Dices por teléfono, «bueno, a mí me apasiona; pero hay quienes no le ven mucho sentido a invertir en esos proyectos.»
Samuel te dice por teléfono, «pues es una pena»
Dices por teléfono, «pues sí, pero nada… yo sigo y cuando algo surge pues lo doy todo. Luego que el proyecto termina, la sensación es tan difícil de explicar. Se tienen muchos sentimientos encontrados, sabes?»
Samuel te dice por teléfono, «ah sí? Y eso por qué?»
Dices por teléfono, «pues verás, sientes una satisfacción inmensa al ver la obra recuperada … pero también sientes algo de tristeza, porque se termina ese trayecto; es muy parecido a cuando te despides de alguien que quieres mucho.»
Samuel te dice por teléfono, «comprendo. La parte buena es que siempre puedes ir a ver la obra restaurada, pero hay personas que se marchan y no las vuelves a ver.»
Dices por teléfono, «pues sí, eso es cierto. Y no solo puede una ir a verla, muchas personas pueden hacerlo y disfrutarlo. Por eso me gusta tanto mi profesión.»
Samuel te dice por teléfono, «y qué haces cuando no restauras obras?»
Dices por teléfono, «bueno, la verdad llevo poco tiempo en esto, soy una novata; pero cuando no restauro, cojo cualquier empleo. Yo no le temo al trabajo que sea.»
Samuel te dice por teléfono, «eso es genial. Eres como decimos en mi país, echada para adelante.»
Dices por teléfono, «eso qué significa, chiquillo?»
Abigail se carcajea
Samuel te dice por teléfono, «que eres alguien que se mantiene en movimiento, que no se detiene cuando tiene un propósito, que eres una chica todo terreno, no te quedas esperando que las cosas te caigan del cielo.»
Dices por teléfono, «andaaa … pero mira qué cosas dices.»
Abigail piensa: por la vírgen del Rocío, que chiquillo más mono
Samuel te dice por teléfono, «bueno, pero es la verdad. Y es la impresión que me dejaste aquel día en la cafetería»
Dices por teléfono, «y eso es bueno, o es malo»
Samuel te dice por teléfono, «bueno… para mí es bueno, me gustan las personas así, me parecen personas luchadoras y admirables.»
Dices por teléfono, «pues … guay»
Dices por teléfono, «menos mal no ha sido mala la primera impresión, eh? que esa cuenta un poquito.»
Samuel te dice por teléfono, «claro que no, la verdad, es que … pues me pareciste una chica increíble y muy bonita»
Dices por teléfono, «pues, chiquillo, tú no te quedas atrás, ¿eh?»
Samuel te dice por teléfono, «cómo que no me quedo atrás?»
Dices por teléfono, «pues eso, eres un chico guapísimo, cantas y tocas genial y además, hablas bonito.»
Dices por teléfono, «Y, pareces mucho más maduro de lo que uno puede imaginarse, porque te ves muy joven.»
Dices por teléfono, «pero al hablar no hablas así como esos chavales con la cabeza vacía.»
Samuel te dice por teléfono, «bueno, ahora soy yo quien te da las gracias por lo que me toca.»
Dices por teléfono, «pues de nada… Oye, cambiando de tema, a qué hora nos vemos mañana?»
Samuel te dice por teléfono, «a las nueve te parece bien?»
Dices por teléfono, «sí, me parece perfecto.»
Samuel te dice por teléfono, «pues si quieres me dices donde paso por ti»
Dices por teléfono, «pero tienes coche?»
Samuel te dice por teléfono, «no, que va, pero paso por ti en taxi. Luego de desayunar si te parece, me puedes acompañar a comprar mi guitarra»
Dices por teléfono, «chachis, pero qué pasó con la tuya?»
Samuel te dice por teléfono, «que no era mía, era de la chica con la que salía y se la devolví.»
Dices por teléfono, «ah, vale. Oye, pero nos vemos mejor directo en la cafetería, así no gastas tanto dinero en el taxi, guapi.»
Samuel te dice por teléfono, «seguro? De verdad que no tengo problema en buscarte donde me digas.»
Dices por teléfono, «seguro, además, caminar es buen ejercicio.»
Samuel te dice por teléfono, «de acuerdo, entonces quedamos mañana a las nueve en la cafetería cervantes.»
Dices por teléfono, «sí, nos vemos mañana. Descansa, corazón.»
Samuel te dice por teléfono, «igual tú, Abi. No te importa que te llame así, verdad?»
Dices por teléfono, «no, no me importa. Y ya que estamos, entonces te llamaré Sam, sí?»
Samuel te dice por teléfono, «me parece genial.»
Dices por teléfono, «pues venga, un besico y buenas noches, Sam. Hasta mañana.»
Samuel te dice por teléfono, «buenas noches, Abi. hasta mañana.»
Cuelgas la llamada.
Abigail suspira profundo; una sonrisa radiante le ilumina el rostro.