Nueva escena de rol: Correr para desahogar, hasta donde permita el corazón

Punto de vista: Aurora

Comunidad de Madrid; Fresnedillas de la Oliva
Hace un frío glacial, pero está despejado y luce el sol.
Aurora llega al pueblo, vuelve a mirar en el mapa de su móvil, puesto en modo avión para que nadie la molestara
Un helicóptero sobrevuela la zona a gran altura.
Aurora decide caminar, buscando un lugar donde alquilar un cuarto y descansar, ya que lleva solo 2 horas de sueño
El sol está a pleno, Aurora camina con rostro serio y se nota el cansancio en él. Algunos vecinos la ven pasar, ella les es indiferente; tras 15 minutos más, y siempre mirando en el mapa del móvil, llega a un hostal donde finalmente puede alquilar un cuarto para descansar
Hostal La sierra
Aurora habla con la dueña del lugar, alquila una habitación y cuando la mujer le entrega la llave, se dispone a subir a la segunda planta para acceder a él. la dueña pretende darle charla, Aurora intenta disculparse con la mayor sutileza que le es posible indicando que está cansada; la señora asiente y le sonríe
Aurora sube al cuarto, abre la puerta y entra, suspirando
una habitación alquilada por Aurora.
Es un cuarto de pequeño tamaño con dos camas cubiertas por edredones nórdicos de colores suaves. Hay una mesita en medio con una lámpara de pantalla grande, un pequeño sofá y un armario de un solo cuerpo. En el baño, un plato de ducha con cortina, el lavabo y la taza.
Aurora se descuelga la mochila y la deja en una de las camas, se quita los zapatos y se acuesta en la otra cama; se tapa con el edredón y aunque se siente muy cansada, no puede dormir, por lo que se pone a pensar en su vida, y cómo ha transcurrido esta hasta el día de hoy.
Aurora piensa y finalmente decide escribir
Tengo 23 años, nací en una familia que tenía lo justo y necesario para vivir y no lo hice sola, tengo una hermana gemela. Soy hija de una mujer humilde y un hombre enfermo, de quien no me siento orgullosa en absoluto. El tiene mucho que ver en mi modo de ser actual, pues desde que tengo uso de razón nos rechazaba abiertamente a mí y a mi hermana por ser mujeres, a pesar de que su primer hijo fuera un hombre. El conoció a mi mamá cuando eran épocas de dictadura en mi país y por ende existía el servicio militar obligatorio, al cual por razones obvias tuvo que acceder; ella era hija de un militar y cocinaba en el cuartel, en tanto él se iniciaba en esto aunque con el paso de los años solicitó lo que se llama objeción de conciencia, debido a que se volvió muy amigo del superior de mayor rango y además, justificó que debía mantener a una familia y era el único que podía hacerlo, esa familia eran mi madre y mi hermano Luis, que ya estaba en su vientre. Fue guardia de seguridad por mucho tiempo en una empresa y al parecer todo iba bien entre ellos, hasta que vinimos, por partida doble, sus desgracias, y fue ahí cuando explotó su verdadera locura; mi hermana estuvo a punto de ser una persona epiléptica, si no fuera por una neuróloga que pudo notar el caso y medicarla a tiempo; mi madre recorrió con ella por muchos hospitales, por lo que mi hermano y yo generalmente nos quedábamos con una tía, y mi padre venía a casa en los horarios que tenía libre o que iba rotando con otros compañeros. En una oportunidad de tantas, cuando mi hermana y yo teníamos 8 años, mi padre vino muy bebido a nuestra casa y maltrató a mi madre, tanto física como psicológicamente; fue la primera vez que lo hizo frente a nosotros 3, mi hermano nos intentó proteger como pudo, se llevó primero a Auxi hasta uno de los cuartos y quedé yo con mi madre, y sin pensárselo mi padre arremetió contra mí; mi madre no sé cómo, pero tuvo fuerzas para defenderme, aunque ya llegó a lastimarme un poco. Lo recuerdo como si fuera ayer y desde ese día, considero a los hombres un fallo de la raza humana. Pasó el tiempo, las cosas parecían no cambiar nunca hasta que mi hermana y yo cumplimos 12 años; mi padre venía conduciendo bebido como era su costumbre, lo que no imaginaba es que la muerte lo sorprendería al estrellarse contra un árbol y salir volando del auto, para su peor suerte, un camión de gran porte le pasara por encima. El día que lo enterraron fue cuando descubrí que mi carácter se empezaba a definir a tan corta edad, porque mientras el resto de la gente lo lloraba, yo le era indiferente, y hasta me sentí aliviada. Por mucho tiempo mi madre estuvo deprimida, mi tía consiguió que ella y mis hermanos siguieran terapia familiar, pero yo me opuse rotundamente y hasta ahora no me arrepiento. El tiempo pasó, yo seguía construyendo mi personalidad tal cual se ve ahora y observando cosas que cada vez me agradaban menos; mi refugio siempre fue el deporte, empezando por el colegio y luego yendo a clases particulares en gimnasios, tal es así que conocí las corridas en maratones y las convertí en mi estilo de vida. No olvido al primer novio de mi hermana, que estuvo a punto de arrastrarla a un camino sin retorno; y es que a diferencia de mí, ella siempre fue muy confianzuda e inocente, a tal punto de dejarse joder por los demás. Mi mamá volvió a formar pareja unos años después de la muerte de mi padre, y debo reconocer que él sí la trata bien y hasta a nosotros nos quiere como si fuéramos sus hijos, aunque a mí me costó mi tiempo aceptarlo. En cuanto a mi vida sentimental es bastante pobre pero no reparo en eso, solo tuve una pareja, por decirlo así, oficial, pero no estuvimos mucho tiempo, quiso pasarse de listo conmigo y tuve que dejarlo; es ahí cuando mi decepción por los hombres se hizo aún mayor, ya que lo conocí precisamente en una maratón y no pensé que sería tan sano de cuerpo, pero enfermo de mente. Ahora estoy acá en Madrid, en circunstancias que jamás hubiera imaginado; fungiendo de psicóloga de mi hermana y de paso su protectora, sintiendo algo que no sé definir muy bien qué podría ser, por un hombre que en principio me resultaba hasta fastidioso; hoy pienso en él, en nuestros encuentros, en esa pasión que sin querer despertó en mí. Pienso en mi hermana y temo que se vuelva a equivocar, también temo estar equivocándome yo; pienso en que así como hay hombres idiotas también las hay mujeres y reniego por eso, pienso que no debería estar acá y pasar por esto que estoy pasando, que no debería estarme quemando la cabeza con estas cosas a tal punto de tener que salir corriendo y dejar toda mi realidad abandonada a su suerte. Soy lo que soy, y espero no cambiar nunca, porque me siento conforme mostrando una imagen que solo genera respeto. Ojalá pueda volver a paraguay y recuperar la vida que llevaba allá, ojalá esto que siento por Marshall no existiera y pudiera ser la misma de antes, ya que con esto a cuestas siento que cambio, que me muestro débil; por lo pronto voy a intentar aceptar lo que hay, aunque mis deseos sean otros, seré siempre firme y decidida, hasta donde me permita…el corazón.
Aurora se queda dormida, finalmente vencida por el cansancio y el torrente de pensamientos que colmaron su mente; tras despertar, relee el último párrafo que escribió, sobre todo la última frase y la última persona a quien mencionó; toma el papel y lo arruga con ambas manos, luego aprieta su cara contra una de las almohadas con fuerza y suspira
Murmuras: «desde cuando tenés en cuenta el corazón vos, Aurora?»
Aurora se muerde los labios hasta casi dañarlos, se levanta de golpe al no conseguir alejar esos pensamientos de su cabeza. Entra al baño, rompe el papel en trozos muy pequeños y los tira en la papelera; se da una ducha y sale vestida con ropa deportiva, dispuesta a ir a correr aunque no se sienta al 100 %; cierra la puerta de su habitación y baja hasta la recepción, saliendo del hostal a paso rápido, vuelve a mirar en el móvil y se dirige caminando hasta uno de los lugares que encontró perfectos para ejercitarse
Aurora llega al lugar, mira todo con detenimiento y una vez hecho el calentamiento correspondiente, se dispone a correr, adquiriendo ritmo poco a poco
Aurora apresura el paso, mirando el cielo despejado e intentando poner su mente en blanco, aunque no lo consigue
Continúa adquiriendo velocidad, intentando concentrarse solo en lo que sus sentidos le ofrecen; siente la brisa y el calor del sol, mira al frente y escucha el silencio del lugar, el cual le proporciona tranquilidad y el cual a ratos es roto solo por su respiración que se comienza a acelerar
Aurora sigue corriendo, procura recordar los días en que había corrido en Paraguay e intenta controlar su respiración
10 minutos más tarde Aurora se detiene, frustrada; se siente en extremo agotada y se lanza al suelo, cerrando los ojos; advierte un poco de molestia al respirar y maldice por lo bajo
Se mantiene tumbada en el césped por un buen rato, hasta que logra regular su respiración a un ritmo un poco más normal, dejándose llevar por la tranquilidad que la naturaleza del lugar le proporciona. Abre los ojos y se levanta, mira el camino de vuelta y para retornar solo consigue trotar y se frustra; cuando llega al lugar desde donde inició sale de allí, vuelve al hostal y su habitación, entra cerrando con un portazo, se la nota molesta por no haber logrado correr más tiempo
Aurora vuelve a tomar un baño, pide una cena ligera en su habitación y tras haber comido se tumba en la cama; toma el móvil entre sus manos y lo saca de modo avión solo por un rato, recibiendo al instante varios mensajes de Marshall y Auxita
Murmuras: «qué parte de no me jodan es que no entendieron estos? No crean que les voy a responder, par de ingenuos»
Aurora apaga del todo el móvil y lo deja sobre la mesita, se arropa con el edredón y suspira
Aurora se coloca de un lado de la cama, mira el espacio libre y piensa en Marshall
Murmuras: «abogado, salí de mi mente, carajo»
Aurora respira profundo intentando tranquililzarse, cierra los ojos y finalmente se duerme. Al día siguiente se levanta temprano, desayuna y se prepara para irse nuevamente a correr, llega hasta el mismo lugar y lo intenta una vez más. Esta vez supera su primer tiempo ampliamente y se la ve algo más contenta, porque no solo logra eso, también logra poner su mente en blanco y relajarse; almuerza en el hostal, aguarda por unas horas viendo la televisión en su cuarto y sale de nuevo a su segunda corrida; sonríe al conseguir el objetivo que tenía y se la ve más relajada. Vuelve a pasar la noche en el hostal y al amanecer, desalquila el cuarto y vuelve a emprender rumbo hacia Madrid capital.