Nueva escena de rol: Lo eres todo para mi

Punto de vista: Abigail.

Samuel se removía inquieto, murmurando cosas incomprensibles para mí. Le acaricié varias veces intentando relajarlo. Después de mucho intentar, finalmente le desperté.
Murmuras: «cielo, despierta, por favor.»
Le besé con ternura en el hombro, el cuello, el rostro. Era tan hermoso. Verle sufrir me partía el corazón.
samuel murmura con acento venezolano, «no…no…Abi, Abi.»
Murmuras: «estoy aquí, cielo.»
suspiré profundo y me pegué más a él, sentirle estremecerse me hizo aferrarme a él con todas mis fuerzas.
Samuel da un respingo. Se lleva la mano derecha al brazo izquierdo.
Murmuras: «lo siento, cariño. Olvidé que todavía te duele.»
Samuel abre los ojos despacio, sus ojos reflejan aturdimiento.
Abigail lo acaricia con dulzura.
Samuel suspira, frustrado.
Samuel dice con acento venezolano, «Perdóname, bonita.»
Abigail niega con la cabeza.
Dices: «qué se supone que te tengo que perdonar, no seas tonto, cielo.»
Samuel la abraza con el brazo derecho y la atrae hacia sí.
Abigail se deja hacer, disfrutando del calor del cuerpo de samuel.
Samuel suspira de nuevo.
Abigail se incorpora un poco para mirarlo.
Samuel le sostiene la mirada.
Samuel dice con acento venezolano, «gracias por tanto, bonita. sin ti, seguir adelante sería todavía más cuesta arriba.»
Abigail lo mira y aunque no dice nada, sus ojos hablan por ella.
Murmuras: «te quiero, cielo, es todo. Te llevo aquí, en mi corazón.»
Abigail se señala el pecho izquierdo.
Samuel la mira algo frustrado, al intentar acariciarla con ambas manos.
Abigail nota su expresión, le coge de la mano izquierda y se la besa con ternura.
Abigail lo mira a los ojos.
Murmuras: «estarás bien, solo es cuestión de tiempo, paciencia y empezar las terapias.»
Samuel asiente, aunque la incertidumbre se le asoma a los ojos.
Abigail comienza a besarle, colocándose a horcajadas sobre él.
Samuel corresponde a los besos de Abigail, sintiendo como la pasión que había estado dormida en su interior, comienza a desperezarse.
Abigail comienza a frotar su cuerpo contra el de Samuel, cuando su móvil vibra con un nuevo mensaje de texto.
El despertador comienza a sonar.
Samuel murmura contra los labios de Abigail.
samuel murmura con acento venezolano, «Esto no me puede estar pasando justo ahora.»
Abigail ríe contra la boca de Samuel y se incorpora, estirándose hacia la mesita de luz para coger el móvil.
Samuel la observa en la penunbra y siente el deseo avivarse con más fuerza en su interior.
Abigail desbloquea la pantalla y trastea con el móvil. suelta un suspiro al leer el mensaje y mira a Samuel.
Dices: «tengo que apresurarme, una de las chicas nuevas enfermó y necesitan un reemplazo en menos de media hora.»
Samuel acusa el vacío que deja ya no tenerle encima a horcajadas.
Samuel se incorpora y se recuesta del espaldar de la cama, mientras observa a la chica ir y venir, alistándose a prisa.
Abigail abre la persiana, la tenue luz del amanecer ya comienza a abrirse paso.
Abigail se gira y mira a Samuel, se acerca al borde de la cama y roza su entrepierna con un dedo.
Abigail se inclina y lo besa juguetona, Samuel se deja hacer, disfrutando de algo que pensaba habría perdido.
Dices: «estaré de vuelta para la cena, te prepararé algo rico y…»
Samuel extiende el brazo derecho y mete la mano entre aquella melena de rizos.
Samuel dice con acento venezolano, «Aquí te estaré esperando, bonita.»
Samuel la acerca y le devora la boca con avidez.
Abigail se separa para coger aire y sale de la habitación a toda prisa.
Un piso acogedor
Al entrar te encuentras con un salón comedor muy acogedor y bien iluminado. A la izquierda ves una cocina bien equipada y a la derecha, un pasillo que lleva a la habitación matrimonial, un baño para las visitas y un estudio de lo más ecléctico.
Ves Sofá tapizado de dos plazas con Chaise Longue., Una mesa rectangular de madera de roble, Una chimenea decorativa de piedra, un PC All In One IQ 21-d111ot, Un cuadro con un paisaje boscoso y Un jarrón de cristal irisado, aquí.
Abigail piensa y el rubor le tiñe las mejillas.
Murmuras: «madre mía del amor hermoso, que este chiquillo me pone y se me va la corte celestial directito allí ariba y sin escalas.»
Murmuras: «gracias, virgencita del rocío, que ya pensaba yo que tendría que pagar una penitencia eterna antes de que mi Sam volviera, porque a costa de lo que sea, pero de que vuelve a sonreír, vuelve a sonreír.»
Abigail ccoge el llavero y sale de la casa, cerrando con llave la puerta tras de sí.
Desde la habitación, samuel escucha cerrarse la puerta y se levanta.
en el cuarto de baño, Samuel observa su reflejo en el espejo. Aunque intenta obviarla, sus ojos se deslizan por la cicatriz que le recorre el brazo izquierdo.
Samuel cierra los ojos un instante, la sensación de quemazón, hormigueo y dolor están allí presentes, como un recordatorio de todo lo vivido aquella noche.
Samuel sacude la cabeza varias veces, negando.
Samuel murmura con acento venezolano, «Me lo está dando todo, no me puedo rendir, no puedo.»
Un rato después, Samuel salía del apartamento.
pasillo de la novena planta.
te encuentras con Pepi.
Samuel cierra la puerta y se dirige a los ascensores.
Pepi está barriendo mientras tararea bajito.
Una gata de pelaje gris oscuro y ojos ambarinos se acerca sigilosa a Samuel.
anukis se restriega contra las piernas de Samuel.
Samuel da un respingo, anukis salta a un lado y ronronea.
Pepi dice con acento gallego, «no, no, anukis, que molestas al chavaliño.»
anukis hace caso omiso y vuelve a restregarse contra Samuel.
Samuel la coge con cuidado con la mano derecha, evitando las filosas zarpas de la gata.
Samuel se gira y camina hacia Pepi.
Pepi le sonríe.
Samuel dice con acento venezolano, «Es suya la gata, señora?»
Pepi asiente fijándose descaradamente en sus ojos.
Pepi dice con acento gallego, «Mi dios bendito, pero si tú también tienes ojiños de gato y eres de por ahí.»
Sammuel deja a anukis en el suelo, un tanto confundido por el comentario de Pepi.
anukis da un salto hacia la escalera, apoya el culo en el suelo y comienza a acicalarse con parsimonia.
Samuel se queda mirando a la gata.
Anukis se gira dándole el lomo a ambos y comienza a acicalarse de nuevo.
Pepi mira a anukis con reprobación.
Pepi dice con acento gallego, «No seas así de maleducada, Anukis, que el chavaliño tendrá cosiñas que hacer.»
Pepi se gira para ver a Samuel, se ve un poquito contrariada.
pepi dice con acento gallego, «Mi anukis no siempre es así, pasa que es caprichosiña y cuando quiere cariños y no se los dan se enfada un poquitín, pero tú no te preocupes de nada, chavaliño, ¿eh? Eso se le pasa rapidiño.»
Samuel murmura con acento venezolano, «me imagino, señora.»
Pepi lo mira, complacida.
Pepi dice con acento gallego, «ay, pero que mono que eres, hijiño. si es que vosotros los de por ahí sois muy decentes, no como la del 12c que dice lo primero que le pasa por esa cabezota de mula descarriada. y dice que sois de esto y de lo otro, pero os portáis muy decentiños.»
Samuel esboza una pequeña sonrisa, recuerda a la conserje del edificio de su abuela.
Pepi sonríe.
Pepi dice con acento gallego, «Uy, ya estaba pensando yo que eras demasiado serieciño con lo jovenciño que te ves. que así no me pegabas ni con cola con esa chavaliña tan mona que debe ser tu chica, ¿verdad?»
Samuel asiente.
Pepi dice con acento gallego, «si es que lo sabía yo, porque se le veía muy preocupada desde lo de aquella noche, ya sabes, pero ahora parece más contentiña, desde que viniste aquí. Y es que esa chavaliña es tan mona, no parece de ahí de donde es, de Sevilla, que sabes que dicen que ahí la gente es toda así creída y eso, pero esta chavaliña no es nada de eso. que mira que hay una gente en esta vida, hay una gente en esta vida.»
Pepi sigue barriendo de cuando en cuando.
Samuel dice con acento venezolano, «Sabe usted si los ascensores funcionan? Es que está tardando mucho.»
Pepi se gira.
Pepi dice con acento gallego, «Es que le están haciendo el mantenimiento, hijiño. Pero de aquí a la planta baja son solo 9 pisos, estás muy jovenciño para tener flojeriña, ¿eh?»
Samuel asiente, intentando mover el brazo izquierdo con cuidado, ya que el dolor se ha intensificado.
Pepi se fija en sus movimientos y lo advierte incómodo.
Pepi piensa.
anukis suelta un maullido como en protesta y salta del escalón en dirección a Samuel.
pepi la alcanza y la levanta rodeándole la pancita con el brazo.
pepi murmura con acento gallego, «deja ya al chavaliño, anukis, hoy no va a poder jugar contigo.»
anukis como si entendiese a la mujer, suelta un ronroneo y se le queda mirando a Samuel.
pepi se fija que Samuel parece un poquito mmás pálido.
Pepi dice con acento gallego, «Eres de por ahí de Venezuela, verdad? Es que tu acento se me parece a la chica del doctor del 11C, esa chavala tan guapa de ojos azules. que dice la del 11A que trabaja con eso de masajes y terapias y esas cosas. Pero como al doctor lo fastidiaron aquella noche, debe estar ahí en su casiña ahorita. digo, por si te animas a visitar a una de tu país, que tiene que ser chungo la morriña de tan lejos.»
Samuel murmura con acento venezolano, «Ah, sí, gracias. Creo que iré a darle una visita si no le importa, señora. Muchas gracias por decirme.»
Pepi dice con acento gallego, «pero si no es nada, corazonciño. Por cierto, yo soy la Pepi, la conserje de la planta baja. bueno de la torre, claro, pero que la conserjería está allí abajo, por si alguna vez necesitas alguna cosiña, ¿eh? tú vas ahí y tocas sin pena alguna, tú no te preocupes de nada.»
Samuel asiente y se acerca a la escalera.
samuel dice con acento venezolano, «muchas gracias, señora Pepi. Yo soy Samuel, y pues ya sabe donde vivo.»
Pepi asiente y le sonríe, mientras acaricia el lomo de anukis, despacio.
Samuel sube por la escalera, mientras Pepi lo ve marcharse, satisfecha.
Pepi se acerca la gata al pecho para darle un beso en la cabeza.
Pepi murmura con acento gallego, «aveces hay que darle un empujonciño a los chavales, que se andan ocupando de muchas cosiñas y no se cuidan, no se cuidan y hay que cuidarse, porque la vida es una y es cortiña, a que sí, mi anukis?»
anukis ronronea como si le respondiese a la mujer.

entre tanto, en el restaurante del nuevo cabaret…
Abigail ha tomado un breve descanso cuando su móvil suena.
Llamada entrante de melany.
Un teléfono suena en este lugar.
Descuelgas la llamada y se establece la comunicación.
Dices por teléfono, «hola?»
melany te dice por teléfono, «Abigail?»
Dices por teléfono, «sí, quién habla?»
melany te dice por teléfono, «Abigail, soy Melany. No se si me recuerdes de alguna fiesta que hemos coincidido.»
Dices por teléfono, «mel, la rojilla, pero claaro, chiquiilla como estás?»
melany te dice por teléfono, «Bien, me alegro que tú también estés viva.»
Dices por teléfono, «sí, ha sido una suerte, es genial saber que estás viva tú también, chiquiiilla »
melany te dice por teléfono, «Abigail, tú tenías una relación con samuel, verdad?»
Dices por teléfono, «sí, la tengo, por qué?»
melany te dice por teléfono, «vale, me alegra oír decir que la tienes.»
melany te dice por teléfono, «eso quiere decir que él también está bien, no?»
Dices por teléfono, «sí, bueno, ha salido herido, pero está vivo y conmigo.»
melany te dice por teléfono, «donde estábais cuando ocurrió todo?»
Dices por teléfono, «yo estaba en madrid, recién había comprado un piso en la torre, él, bueno, él estaba en la aldea. De no ser por alguien que lo encontró y le ayudó a salir…»
melany te dice por teléfono, «y ahora mismo estáis seguros?»
Dices por teléfono, «pues supongo que tanto como el resto de la gente, aquí nadie sabe que el estuvo en la aldea, sabes?»
melany te dice por teléfono, «Vale. Supongo que estáis viviendo en la torre de madrid.»
Dices por teléfono, «sí, aquí estamos.»
melany te dice por teléfono, «Dile de mi parte que Saioa ha preguntado por él. Ella también está viva.»
Dices por teléfono, «claro, se lo diré, aunque yo creo que ellos se han escrito por mensaje o algo así me comentó. Es solo que ha estado un poco … un poco triste desde entonces.»
melany te dice por teléfono, «está afectado por el conflicto?»
Dices por teléfono, «me alegra saber que ambas estáis bien.»
melany te dice por teléfono, «muchas gracias»
Dices por teléfono, «pues verás, un poco por eso, un poco porque su herida le afectó un brazo y todavía no puede moverlo bien, le duele y esas cosas. Piensa que puede no volver a tocar y eso le frustra, tiene pesadillas, también.»
melany te dice por teléfono, «bueno, esa noche ha sido muy intensa. Habrá que ir habituándose.»
Dices por teléfono, «sí, es cosa de tiempo. Poco a poco estará mejor, yo lo sé.»
melany te dice por teléfono, «mira, ya que te tengo al teléfono, quiero comentarte otra cosa»
Dices por teléfono, «claro, chiquiilla tú dime lo que sea.»
melany te dice por teléfono, «Mira, la semana pasada cumplí 20 años. No suelo celebrar cumpleaños pero bueno sería una forma de salir un poco de la rutina. Estoy contactando con gente cercana para ver si podríamos hacer algo.»
Dices por teléfono, «Pues claaro chiquiiilla cuenta conmigo para eso, me parece estupendo. Hace falta reunirse, empezar a vivir aprovechando este nuevo ambiente de paz.»
melany te dice por teléfono, «paz?»
melany te dice por teléfono, «jajajajaj.»
Dices por teléfono, «seguro Sam estará contento. Y paz, melany, al menos superficialmente para quienes como nosotros estábamos hartos de tanto conflicto. Lo que venga después de esto, ya se verá.»
melany te dice por teléfono, «trataré de cuadrar con todos y si no iré quedando con gente por separado.»
Dices por teléfono, «de acuerdo, ya hablamos si eso, guapi. cuídate mucho, vale?»
melany te dice por teléfono, «tengo que medirlo bien y hacerlo sin poneros en riesgo a ninguno.»
Dices por teléfono, «lo entiendo.»
melany te dice por teléfono, «Vale. Pues ya vamos hablando. Más o menos que días te cierran? podrías decirme?»
Dices por teléfono, «lo que necesites, solo avisa. Pues nos adaptamos, fin de semana creo que sería bueno para todos, pero no sé si va bien con eso del riesgo que dices.»
melany te dice por teléfono, «mientras más gente aya en la calle es mejor»
Dices por teléfono, «pues diría que en fin de semana hay mucha más gente por aquí y por allá.»
melany te dice por teléfono, «este sábado no creo que pueda, pero el domingo puede ser que sí esté disponible.»
Dices por teléfono, «Pues ya nos avisas, yo lo apunto de todas formas.»
melany te dice por teléfono, «qué lugares os gustan?»
melany te dice por teléfono, «la verdad que no se me ocurre donde ir.»
Dices por teléfono, «Yo me acoplo a cualquier sitio, Y creo que Sam también.»
melany te dice por teléfono, «de acuerdo. Pues ya os voy avisando.»
Dices por teléfono, «pues no sé si en madrid haya algún sitio divertido y que no resulte un riesgo, pero averiguaré y te aviso por mensaje.»
Dices por teléfono, «luego si eso tu dices qué te parece.»
melany te dice por teléfono, «vale, pues ahí vemos.»
Dices por teléfono, «eso, me alegro mucho de haberte escuchado, por favor cuídate.»
melany te dice por teléfono, «lo mismo digo.»
Dices por teléfono, «un beso, guapi.»
melany ha colgado.

En la onceava planta de la torre de Madrid…
Samuel se fija en los apartamentos, ubica el 11C y toca el timbre.
Kiara abre la puerta.
Kiara se sorprende pero le sonríe a Samuel.
Kiara dice: «qué bueno que al fin viniste, Sam. Cómo está Abigail?»
Samuel dice con acento venezolano, «ella está bien.»
Kiara se fija en el tono y las inflexiones de Samuel, le toma del brazo derecho y le hace pasar con rapidez.
Dos horas después, Samuel sale de casa de Ismael y Kiara con mejor semblante, una receta para medicamentos y una hoja con ejercicios e indicaciones.
Mientras Samuel se ocupaba de ir a por la medicación, Abigail terminaba su turno en el restaurante del cabaret y se dirigía con paso firme hacia Puerta del sol.
Luego de preguntar a varios transeúntes, Abigail llega a la nueva tienda de instrumentos musicales.
Comunidad de Madrid; Tienda Hezen
Abigail se queda mirando los diferentes instrumentos.
Abigail piensa en Samy en que quizá pueda conseguir algo que impulse su motivación, algo más que una nueva guitarra.
Un vendedor la aborda.
Abigail le sonríe.
El vendedor sonríe en respuesta y comienza a guiarle por la tienda.
Abigail se detiene ante un piano de pared y lo mira.
Es un piano de la marca Monster de color negro, en el cual se refleja la luz en su superficie.
Abigail acaricia la superficie, cerrando los ojos y pensando en Samuel y su sonrisa.
el vendedor la observa un instante.
el vendedor dice: «Este magnífico piano sale por un poco más de dos mil euros.»
el vendedor dice: «es una adquisición estupenda, señorita.»
Dices: «os encargáis del traslado?»
el vendedor asiente.
El vendedor dice: «tiene un pequeño cargo por el traslado, pero vale la pena la inversión, señorita.»
Abigail piensa para sí, que estarán un poco justos mientras Sam se recupera, pero sí que valdría la pena, si lograba traer la música de vuelta a sus vidas.
Una vez pagada la factura, Abigail salió rumbo a su casa.
Abigail envía un mensaje a Samuel.
SMS enviado: «voy camino a casa, cielo, necesitas que te lleve alguna cosa?»
[SMS] Samuel: «¿donde estás? he salido a por unas cosas yo, si quieres nos encontramos en algún sitio, bonita.»
-Abigail piensa y sonríe.
sMS enviado: «mejor dame un tiempo para prepararte una sorpresa, verás que te gustará, chiquiiillo.»
[SMS] Samuel: «Cuánto tiempo?»
SMS enviado: «dos horas. Da una vuelta, que llevas mucho sin salir, cielo.»
[SMS] Samuel: «Está bien, en dos horas nos vemos.»
Abigail bloquea la pantalla del móvil y pisa el acelerador en dirección a la torre.
Un rato después…
Pepi se asoma desde la conserjería al escuchar el jaleo de varios hombres en la planta baja.
Pepi ve a los hohmbres, subiendo el piano por las escaleras.
pepi se fija que tras los hombres, está la chavaliña sevillana de rizos chocolate, animando a los hombres para que se den prisa.
anukis se asoma mirando también con curiosidad.
Pepi coge a la gata en brazos y cierra la puerta de la conserjería.
Pepi se sienta en el sofá.
Pepi murmura con acento gallego, «esto por aquí ahora sí que va a ponerse divertidiño, anukis, y tanto que se pondrá divertidiño.»
pepi ríe bajito, anukis salta de su regazo, se estira y luego se hace una rosca.
Tal como acordó con Abi, Samuel regresa a la torre llevando un par de bolsas en la mano derecha.
Samuel coge el ascensor y pulsa el botón de la novena planta.
Al salir del ascensor, Samuel cree escuchar la melodía de un piano.
Samuel deja las bolsas en el suelo, introduce la llave y abre la puerta.
Samuel coge las bolsas, pasa y cierra la puerta.
La melodía del piano ahora se escucha con total claridad, Samuel se estremece y se gira despacio. Se queda paralizado un instante al ver a Abigail.

Un piso acogedor
Ves Sofá tapizado de dos plazas con Chaise Longue., Una mesa rectangular de madera de roble, Una chimenea decorativa de piedra, un PC All In One IQ 21-d111ot, Un cuadro con un paisaje boscoso, Un jarrón de cristal irisado, y un brillante piano acústico de pared Monster de color negro aquí.
Te encuentras con Abigail.
Abigail sentada en el banco, toca y canta bajito, probando la afinación del piano.
Samuel reconoce la canción «eres para mí» de Julieta Venegas y Mala Rodríguez que escucharon juntos el otro día.
Cantas: «Eres para mí, me lo ha dicho el viento»
Cantas: «Eres para mí, lo oigo todo el tiempo»
Cantas: » Eres para mí, me lo ha dicho el viento»
Cantas: » Eres para mí»
Cantas: » La sombra que pasa la luz que me abraza»
Cantas: » Tus ojos mirándome la calle que canta»
Cantas: » Su canto de diario el mundo moviéndose»
Cantas: » Y yo sé que tienes miedo»
Cantas: » Y no es un buen momento para ti»
Cantas: » Y para esto que nos viene sucediendo»
Cantas: » Pero eres para mí, me lo ha dicho el viento»
Cantas: «Eres para mí, lo oigo todo el tiempo»
Cantas: » Eres para mí, me lo ha dicho el viento»
Cantas: » Eres para mí»
Samuel se acerca a Abigail y preso de la emoción mete la mano entre sus rizos rebeldes
Abigail se sobresalta, se pone en pie como impulsada por un resorte, se gira y lo mira expectante.
Samuel la mira a los ojos.
samuel dice con acento venezolano, «soy para ti…»
Samuel se le acerca, la rodea con el brazo derecho y la besa, apasionado.
Abigail se separa un poco, Samuel le ofrece una sonrisa.
A Abigail se le llenan los ojos de lágrimas por la emoción de verle sonreír.
Samuel murmura con acento venezolano, «te quiero, Abi.»
Abigail suspira y se aferra a su abrazo.
Murmuras: «y yo te quiero a tí, cielo.»
Abigail se separa de Samuel, este se queda mirando al piano.
Samuel mira a Abigail.
Samuel dice con acento venezolano, «no se cuánto me lleve, pero tocaré de nuevo para ti, bonita… por mi vida que lo haré.»
Abigail se abraza a él con fuerza.
Murmuras: «volverás a tocar y cantaremos juntos, chiquiillo, como aquel día que nos conocimos.»
samuel la mira y siente que la llama de la pasión se vuelve a encender en su interior.
Abigail lo mira a los ojos y una chispa de travesura se asoma.
Abigail sale corriendo hacia su habitación, dejando prendas por el camino. Samuel ríe y le sigue de cerca.
Abigail entra en el cuarto de baño ya desnuda y prepara la bañera, Samuel se desviste para entrar con ella.
Un rato después…
dices: «He hablado con Melany hoy, me ha dicho que está con su chica y que ambas están bien.»
Samuel asiente, mientras acaricia los senos de Abigail con una mano.
Abigail se pega más apoyando su espalda en el pecho de Samuel.
Dices: «quiere reunirse con personas allegadas o algo así le entendí, al parecer ha sido su cumpleaños, le he dicho que iríamos y le ayudaríamos, espero no te moleste, cielo. sé que no han sido tus mejores días»
Samuel dice con acento venezolano, «No me molesta para nada, además, como bien me dijiste hoy, tengo que empezar a salir, moverme, retomar la actividad, tienes que haber gastado mucho dinero en ese piano, tengo que trabajar.»
Abigail entrelaza sus dedos con los de Samuel, acaricia con cuidado su mano izquierda.
Samuel suspira.
dices: «el dinero no me importa, ha valido la pena verte sonreír, tú lo eres todo para mí en este momento, Sam.»
Samuel dice con acento venezolano, «lo sé, bonita, y tú lo eres para mí también.»
Abigail ha dejado de pensar un momento gracias a las caricias de aquella mano y se da cuenta de que está locamente enamorada de Samuel.
Abigail intenta recomponerse, pero samuel sigue excitándola.
Murmuras: «Puede que nos veamos…con…ella…este domingo.»
Samuel murmura con acento venezolano, «Está bien, pero ahora tú y yo terminaremos lo que dejamos pendiente esta mañana.»
Abigail se deja hacer, disfrutando el montón de sensaciones que le provoca samuel.
Murmuras: «Me dijo Mel…»
Samuel murmura con acento venezolano, «Luego me lo cuentas, ahora lo que quiero escuchar de tu boca es otra cosa…»
Me dejé llevar por tantas sensaciones y sentimientos juntos, le añoraba y él tenía razón, aquel era nuestro momento.