Nueva escena de rol: entre diseños y dudas

Punto de vista: Enma

Abro los ojos y lo primero que veo es una cabellera alvina que conozco ya bastante bien en este casi año de trabajo.

Luna dice: Señora Enma, se quedó dormida ayer aquí de nuevo?

Mascullo algo ininteligible y me pongo en pie, desde que le hice la entrevista me ha enseñado algo de español y ahora se me mezclan el francés, el ruso y el tan mentado idioma.

Dices: Tenía que terminar los diseños para hoy, Luna, vendrán las costureras para hacerlos»

Luna asiente y me pone un café negro delante.

Le agradezco con un gesto y lo bebo en calma, luego tomo la carpeta y veo los diseños

gracias a Faina he añadido el blanco a mi vestuario, dejando el negro tan característico, y me he dejado crecer un poco más el cabello.

El mes pasado me diagnosticaron vista cansada, así que uso unas gafas de descanso, nada grabe.

he cambiado, pero mi sobrina sigue siendo la luz de mi vida.

Tomo el teléfono y hago una videollamada

necesito ver como está mi casa y como están mis sobrinas.

Faina contesta desde la cama, tiene los ojos grises brillantes a causa del sueño y lo primero que hace es reclamarme

faina dice: Tita Enm, se puede saber por qué llevas dos días sin parar en casa?

Suspiro y me acomodo en la silla de la oficina.

Dices: Bueno, estaba ocupada organizando diseños, abriré una línea exclusiva con los japoneses, así que vamos a ver que sale.

Faina me mira algo enfadada mientras se sienta.

Faina dice: Pero vamos a ver, tita Enm, ya hemos hablado de esto, no es excusa para que te encierres en tu oficina y nos dejes»

Dices: Solo han sido dos días

Faina dice: Pero es domingo, Tita.

Dices: Voy a casa, le diré a Luna que tiene el día libre y perderé un día de ventas por tu causa, señorita Karenina.

Faina niega

Faina dice: Luna solo trabaja los findes, tita, no me seas buscalíos, venga, te veo en casa en veinte minutos.

Mi sobrina me cuelga.

me pongo en pie y me estiro, tengo tortícolis.

Salgo de la tienda y me encamino a mi coche, entro y cierro, conduzco a casa y saludo al portero

ya frente a la puerta de mi casa, a punto de introducir la llave, abre Faina, con un pijama de pajaritos y el cabello desordenado.

Paso por su lado y antes de que me diga algo, la abrazo por detrás y le hago cosquillas.

Faina se ríe y cierra la puerta

se gira hacia mí y hunde su cabecita en mi pecho.

Es mi pequeña niña, mi pequeña grafitera que va a carreras de motos ilegales y por eso está castigada sin salir durante tres meses.

Me alejo de ella y paso por la habitación de las gemelas..

Acua dibuja en su escritorio, pero Terra duerme aún.

me acerco a Acua y observo lo que dibuja, parece un signo celta del cual salen animales marinos.

Dices: Buenos días, Marina.

Acua se exalta y me observa, suelta el lápiz y se sacude las manos en el pijama azul, manchado de tinta.

dices: Eso lo tendrás que lavar tú, quiero que lo sepas.

Acua asiente y se pone en pie

su cama está hecha y ordenada al igual que su ropa y sus cosméticos.

En estos meses la que más ha cambiado ha sido ella, tomando una personalidad metódica y de fácil adaptación; Terra, por el contrario, sigue siendo la oveja negra, siempre inadaptada a mis órdenes.

le doy unas palmaditas en la espalda y salgo de la habitación.

Acua me sigue hasta la cocina y Faina entra después.

las miro y les sonrío, o hago lo que puedo, aclaremos que no estoy acostumbrada a sonreír.

dices: Hoy cocino yo.

Ellas me sonríen y chocan los puños.

Me dirijo al baño y me doy una deliciosa y necesaria ducha, la reunión con los japoneses la tengo a las cinco de la tarde, son las diez, aún queda tiempo.

Salgo y me pongo ropa de estar por casa, vuelvo a la cocina y veo a las chicas desayunando con un café y un par de magdalenas.

Acua dice: Tía Enma, he conocido a una chica muy interesante, va en moto, y es escocesa».

asiento mientras saco lo necesario para preparar una sopa de cebolla.

Las chicas siguen hablando mientras cojo el móvil y pongo música

desde que las cuatro estamos aquí tengo que mezclar la comida inglesa con la rusa

Pongo el aceite junto a la mantequilla, cebollas y ajos en la olla; aplico la sal y la pimienta y la cierro. Tengo 45 minutos para preparar el segundo plato.

o 35, bueno, lo que sea.

decido hacer Palmenis así que saco las setas para hacer la salsa y la harina, el aceite y el huevo.

Dices: faina, prepara los palmenis.

Mi sobrina se pone manos a la obra mientras yo hago la salsa de setas y Acua añade el caldo de pollo a la primera olla, antes de poner a ervir por quince minutos.

Faina saca los parmenis del congelador cuando la sopa ya está y los pone en una olla a herbir.

Yo alejo la sopa de Acua, la sirbo en cuatro boles y los meto al horno, esperando a que se derrita el queso.

Dices: Acua, ve a llamar a tu hermana para que ponga la mesa.

Terra entra a la cocina unos minutos después, cuando yo ya tengo los platos en la encimera y coloca la mesa sin decir buenos días.

Faina dice: Buenos días, al menos, prima

Terra masculla un buenos días y se sienta a comer en silencio, mira los parmenis con desagrado

Empezamos a comer sin mediar palabra hasta que Faina rompe el incómodo momento.

Faina dice: Tita, Acua ha hecho unos diseños hermosos para la tienda.

Dices: Me interesa verlos, quiero ver que piensa de la moda la gente joven.

Terra deja de comer y me observa

Terra dice: Pues qué van a pensar, que eres un bicho raro haciendo cosas aún más raras.

Dices: cuando trabajes y te ganes la vida, entonces, señorita Terracota Walker podrás venir a juzgar.

Terra me lanza dardos rabiosos con sus ojos ambarinos y yo continúo comiendo.

Faina la mira fijamente y entonces le responde:

Faina dice: Mira, Terra, si no te gusta la tita ni como vives en Madrid puedes marcharte, eh

Terra la mira

Terra dice: claro, para ti es muy fácil porque tú estás en la situación cómoda de recibir dinero de la tita de forma mensual, verdad?

Y entonces me sorprendo al ver a Acua tomar partido

Acua dice: Mira, Terra, Faina y la Tía tienen razón, y ya llevamos casi un año aquí, hora de que o te adaptes o te busques la vida, yo no quiero tener que tolerarte más.

Acua claba sus verdosos ojos en mí y toma unos cuantos parmenis del bol.

Acua dice: Tita, podría compartir habitación con Faina, de verdad que compartir espacio con Terra me resulta insoportable.

Niego, no voy a incomodar a Faina por una niña de 17 años que no sabe lo que quiere.

Dices No te preocupes, Acuamarina, esta misma tarde hablaré con Drina para que Terra vuelva a Londres

Terra se levanta de la mesa , deja el plato en el fregadero y se marcha a la habitación.

Termino mis parmenis y me pongo en pie

dices: Yo hablaré con ella

salgo de la cocina y entro a la habitación de las chicas. Terra está en su cama escuchando música.

Dices: Señorita Terracota Walker

Terra apaga la música y me mira

Entonces hace algo que yo no me espero para nada.

Se quiebra.

Terra empieza a llorar

Terra murmura: Tía Enm, es que mamá no nos quiere, por qué no se ha encargado de nosotras, qué le pasa con nosotras?

me siento en la cama de enfrente y la miro

dices: Terra, vuestra madre os envió a España para ver de qué eráis capaces, y también para ver si se os quitaba de la cabeza eso de ser artistas, pero yo metí un poco la mano para que pagase vuestras carreras.

Terra se limpia las lágrimas y me mira

Terra dice: De verdad?

Dices: Mira, yo creo que cada quien debe ser libre y escoger las cosas que más ame en su vida; desde los catorce años tenía claro que quería montar una tienda de ropa y ahorré para ello al menos hasta los 32 años, aunque vine a España con 25, afrodita lleva en pie cuatro años gracias a que yo pensé que podía existir.

Terra dice: Pero mamá siempre dijo que tú eras una enferma que gustaba de su mismo sexo y que había venido a España en busca de una doctora francesa.

Dices no, no, las cosas como son.

dices: yo me fui a Francia con veinte años buscando a Zulema, es verdad, que por aquel entonces ella tenía 25 y yo 20, como ya te he dicho, pero Francia fue un infierno, Terra, así que cuando descubrí que Zulema andaba en algo con otra persona, cinco años después de ir tras ella, decidí probar suerte en España.

Terra asiente, mirándome con asombro.

dices: En Rusia ser homosexual está muy mal visto, Terr, yo nunca me he cerrado a estabilizarme con un hombre, pero después de mi mala experiencia con Zule, decidí meterme en mi trabajo y no salir de ahí.

Terra dice: sí, mamá nos ha hablado de que te pueden violar por ser gay.

Sonrío ante su ingenuidad.

Dices: “Violar?Te pueden matar por ser homosexual.”

Terra se estremece, casi como si escuchase lo que no le digo y prefiero guardarme en mis pensamientos.

Terra dice: Perdón, tía, sé que en este año te lo he puesto muy difícil, pero intentaré adaptarme, te lo prometo.

asiento, me pongo en pie, miro la hora en el ordenador abierto de Terra y salgo corriendo

gritas: Tengo reunión con los japoneses en breves!

Corro al baño y me doy una ducha rápida, me visto de azul y me pongo las gafas, recojo mi cabello en un moño alto y salgo de casa camino a la tienda.

Al llegar veo un auto de alta gama del cual se baja una mujer.

Tiene la piel muy blanca y el cabello recogido en un duro moño ónix.

Me le acerco, por su aspecto deduzco que es la proveedora japonesa.

Dices: Natsuki Matsumoto?

Ella asiente sin mediar palabra y sin dejar de mirarme

Le tiendo la mano

dices: Enma Veloba, un placer.

Ella sonríe y siento algo que identifico a toda velocidad, atracción.

sus dientes pequeños y perfectos se asoman entre esa boca de labios rosados que contrastan con su piel de porcelana.

dices: vamos dentro? hace algo de viento y parece que lloverá.

Natsuki dice: Por supuesto, señorita Veloba.

Entramos y la veo acariciar algunas prendas con interés.

Natsuki dice: Calidad precio, señorita Veloba, eso habla bien de su tienda.

Asiento mientras paso delante de Luna que está en la caja y nos dirigimos a mi oficina.

Saco las llaves y abro, empujo la puerta para que pase primero y luego entro yo.

ya dentro la invito a sentarse y hago lo mismo.

Dices: Un café, señorita Matsumoto?

Natsuki asiente.

Natsuki dice: Negro y sin azúcar, sea tan amable.

asiento y pongo en funcionamiento la cafetera.

mientras el café se prepara saco una carpeta de diseños

dices: Mire, lo que necesitaría con japón sería la exportación de estas telas, buscamos hacer quimonos y ropa típica como yukatas y así.

Natsuki asiente, toma la carpeta y me fijo en sus manos, repletas de anillos de oro y con las uñas pintadas de rosa pastel.

Por un momento me cuestiono cómo será tener aquellas pequeñas manos tan delicadas entre las mías.

y recuerdo que estoy quemada, llena de cicatrices y hecha un desastre, así que niego y carraspeo para quitarme las ideas de la cabeza.

después de un rato llegamos a un acuerdo

30000 euros en ropa japonesa confeccionada en las mejores telas.

Natsuki vuelve a sonreír y se levanta. Sus ojos negros brillan con determinación y me tiende la mano

Natsuki dice: Esto hay que celebrarlo, señorita Veloba!

La miro en silencio, un poco asombrada por su efusividad y su personalidad extrovertida.

Natsuki se levanta y saca un mapa de su maleta.

Natsuki dice: Tengo muchas ganas de conocer Madrid, sabes?

Natsuki dice: Si me permites tutearte, yo creo que con treinta mil euros ajustados es más que suficiente.

Asiento y decido algo, o más bien no decido nada, simplemente me dejo llevar por aquella personalidad tan arrolladora.

Salimos de la oficina y observo a Luna ya cerrando el local.

Dices: Señorita Allen, disfrute de la semana de descanso.

Luna asiente y sale de la tienda, dándonos paso a nosotras y con un gran paraguas rojo en las manos.

efectivamente la primavera se hace sentir con sus lluvias.

Tomo un paraguas negro de debajo de la caja y salgo con él y con Natsuki del lugar, aunque para mi sorpresa esta se empapa en la lluvia y empieza a saltar en unos tacones de diez centímetros, cosa que me deja bueno, helada.

Dices: Señorita Matsumoto?

Natsuki dice: Dime Natsuki, Enma, por favor!

Sonrío y la veo saltar bajo la lluvia, ella corre hasta su coche y lo abre, me abre el sitio del copiloto.

entro y cierro el paraguas antes de meterlo al auto.

Natsuki entra y la veo empapada con el cabello suelto, largo y liso llegándole hasta más abajo de la cintura.

Se quita los tacones y se pone unas manolinas negras, más cómodas para conducir.

Me fijo en otro coche siguiéndonos

Dices: Señorita… Natsuki, hay un coche detrás de nosotras.

Natsuki asiente

Natsuki dice: Es mi guardaespaldas, Enm, simplemente.

Asiento y me dejo llevar, estoy tan acostumbrada a llevar el control de mi vida, de las chicas, de mis cosas que esta… explosión de color no me la esperaba.

Llegamos a plaza matute.

Natsuki dice: Me recomendaron este lugar y quiero probarlo.

Bajamos del coche y entramos al restaurante, miro hacia atrás y veo a una chica vestida de negro bajarse de otro coche, camina tras nosotras y su cabello rubio contrasta con sus ojos verdes.

me guiña un ojo y la dejo de mirar. Tomamos asiento y pido un batido de fresa natural.

Natsuki pide un batido llamado el gato feliz y la chica rubia se sienta en una mesa tras nosotras y saca el teléfono después de pedir un batido de plátano.

Dices: Esa es tu guardaespaldas?

Natsuki dice: Sí, se llama Neida, es finesa, es guapísima, verdad?

Asiento observando a la chica y guardo silencio.

Natsuki dice: Háblame de ti, Enma, cuéntame, quién hay detrás de la exitosa vendedora de ropa, de la diseñadora, de todo.

Me maravillo con su piel perfecta y sus ademanes delicados.

Dices: Bueno, la realidad es que trabajo gran parte de mi tiempo, cuido a mis tres sobrinas, no tengo hijos y…

Natsuki dice: Y no estás casada, ni tienes compromiso, ni nada del estilo? cuéntame, cuéntame!

Natsuki se acomoda en la mesa y fija sus ojos en mí.

De repente me siento como una adolescente de 17 años, el estómago se me vuelca, las piernas me tiemblan y creo que me ruborizo.

Niego; no quisiera quedar como una fracasada en el amor, pero muy a mi pesar eso soy.

Natsuki pone una de sus cuidadas manos entre las mías y siento su calidez llenarme.

Natsuki dice: Una mujer como tú ha de tener muchos pretendientes.

me río, si ella me hubiese conocido antes del incendio, con mi estilo dulce y romántico, más parecido al suyo que al gótico que llevo hoy en día, tal vez se hubiese podido fijar en mí, pero ahora estoy terrible.

Natsuki dice: Es que tienes un halo de misterio y de melancolía al rededor que me llama mucho la atención, sabes?

La veo sacar su tarjeta personal y entregármela.

La guardo como si fuese un tesoro en mi bolso.

Dices: No me hagas reír, Natsuki, yo soy simplemente una figura llamativa por tener dinero, no por otra cosa.

Natsuki me observa fijamente y parece descifrarme mientras más miradas me echa.

Natsuki dice: Lo dices por tus quemaduras? eso no te resta interés, míralo como un filtro.

Dices: Y qué eres ahora, psicóloga?

Natsuki se ríe.

Natsuki dice: Ni mucho menos, Enma, pero sí sé que soy una persona con la cabeza lo suficientemente bien puesta como para decidir conocerte, y deseo hacerlo, Enma, deseo conocerte.

Me quedo muda, le estrecho la blanca mano entre las mías y ella termina su batido.

pago la cuenta y salimos del lugar, de repente siento que estoy caminando en una nube.

Caminamos hasta su coche y me abre la puerta, Veo a su guardaespaldas pasar por mi lado y entrar al coche negro que hay tras el suyo.

Podría explicar el viaje de camino a casa si tuviera palabras para hacerlo.

sus ojos negros me observaron durante todo el camino a través del espejo.

Su sonrisa de dientes pequeños y perfectos solo me permitieron darle más encanto al ver sus hoyuelos

Y me siento tan cómoda, al menos hasta llegar a casa.

Bajo la torrencial lluvia y entre muchas risitas veo un cabello caramelo que me es familiar.

Me es familiar porque es igual al mío.

Drina se encuentra bajo un paraguas, coqueteando con el vigilante.